viernes, 13 de septiembre de 2013

Encantamiento 70, 2º parte: Culebrones personales.



<<Una puerta hexagonal de color lila; la invitación de Flor para vernos en sueños. Bueno, mejor esto que mi pesadilla.

Al atravesarla estaba en una gruta oscura, el interior de una caverna. No, una mina.

-Dulces sueños –Flor estaba de pie en medio de una vía. Un aura dorada la rodeaba; en aquella oscuridad parecía como si la luz proviniese de su interior, a través de la piel y los huesos (muy bonita, pero me recuerda todavía más a una lamparita de noche). Volvía a ser un calco de la Cucaracha salvo por esa mirada afilada y brillante. Y el translucido camisón de encaje (creo… que intenta decirme algo… ¿debería leer entre líneas?).

-¿Y este sitio?

-Es el lugar en el que me mantuvieron hasta que Nicole llegó.

-Y estamos aquí por…

Frunció el ceño. –Elige tú el sitio si quieres.

-¿Puedo hacer eso? –automáticamente cerré los ojos y me concentré sin esperar respuesta. Un soplo de aire fresco me trajo el embriagador aroma a flores. Abrí los ojos, la gruta ahora era un campo lleno de hierbas doradas por el verano y salpicado de flores. El viento era suave y mecía la vegetación y nuestro pelo a su son, haciendo que la temperatura fuera casi fresca. Contemplé minuciosamente cada una de las redondeadas lomas que había creado. Un río no pasaba lejos, bordeando un castillo de piedra clara. En la otra dirección se veían sólo unas lejanas montañas violetas recortadas contra el cielo. Y las nubes, de tonos grises y ennegrecidos, dejaban claros celestes como parches.

-Te ves bien.

Me giré hacia Flor, ella aún no había echado siquiera un solo vistazo al paisaje. Me miraba fijamente a mí.

-Dijiste que podía manipular el sueño, ¿no? –y eso hice, en todo, hasta en mi aspecto: me había borrado cada una de las cicatrices y mi pierna había vuelto, dejándome con el mismo aspecto que había tenido sólo unos meses atrás (sexy, sexy, que ya estaba cansado de parecer un puto muñeco de trapo). Flor me repasó de arriba abajo descaradamente. Iba descalzo, con unos pantalones negros y una camisa de bandas verticales oscuras.

Le tendí una mano. –Vamos.

Me la aceptó sin dudar. -¿Dónde?

-¡Al picnic! –imposté el tono para que resonara malévolo y unos rayos cruzaron el cielo. Pero se evaporaron en el acto a destornillarme con mi ocurrencia. Me callé de golpe, aun estaba acelerado y nervioso, la imagen de las pesadillas que Flor había interrumpido seguían rondándome por la cabeza y se negaba a abandonarme.

La hice subir unos metros hasta la cima de la loma, donde un mantel y una cestita nos esperaban. Muy típico, pero era un adicto televisivo.

-¿Qué es este sitio, un recuerdo tuyo? –mientras comíamos, Flor finalmente había prestado atención al lugar (aunque primero tuvo que dejar de comerme a mí con los ojos. Quizá demasiado; uno no sabe si sentirse incómodo o halagado).

-He venido aquí de vacaciones un par de veces –dije metiéndome un sándwich de crema de avellanas en la boca. Hasta la comida sabía bien.

-¿Y por qué lo has elegido?

Porque es en lo que me hace pensar el olor de Nicole y al verte a ti con su imagen también lo he recordado.

-Me apetecía volver. ¿No te gusta?

-Es precioso. Gracias por traerme. Siento no poder llevarte a sitios como este.

Fruncí el ceño, no me lo esperaba. –¿Y eso?

-He pasado casi toda mi vida prisionera en una caja de madera, de cueva en templo. La mayor parte de mis recuerdos son de la oscuridad y, de vez en cuando, las voces de los monjes que me rodeaban y “guardaban”.

-Qué sosería –de nuevo mi tacto brillaba por su ausencia, estaba acostumbrándome demasiado al suero de la verdad o me hacía efecto incluso en sueños (cualquiera es mala).

-Sí, precisamente por ello, ahora que poseo un cuerpo, quiero disfrutar de la vida.

-Entiendo, pero dudo que Nicole vaya a dejarse dominar –después de todo, ella estaba primero y eso no se le iba a olvidar (para una cabezota idealista como es ella, el guardar turno tiene su importancia).

-Lo sé, por eso nuestro trato: mejor juntas y aliadas que juntas pero enfrentadas. Aun así… -¿qué? Mi instinto me dijo que se acercaba un tema chungo de tratar- ¿Tú a quién prefieres…?

-Mierda, sí que era chungo –se me escapó en voz alta.

-¿Eh?

-Hay ciertas cosas que no se preguntan, ¿vale? –porque no me da la gana de contestarlas y así nos evitamos estos aprietos.

-Nicole… -de repente, súper cabreada y ofendida, me empujó y, como era un sueño que podía controlar, no sólo me hizo daño sino que ¡me tiró a un gruta llena de fuego que se abrió para mí! ¡Qué hija de puta! Apagué las llamas antes de que me chamuscaran: -¡Tú estás mal!

-¡¡Nicole no para de negar sus instintos biológicos hacia ti, de intentar suprimirlos!! ¡Pero yo no, yo te deseo precisamente por las cosas que haces! Aprecio que seas rencoroso y cruel, que sepas apartar los escrúpulos para conseguirlo lo que quieres. El orgullo y la ambición son comportamientos que los humanos alientan e, incompresiblemente, denigran al mismo tiempo, no entiendo el porqué. Yo no soy tan incongruente como los humanos, sé lo que se necesita para ser un rey-dios… –me agarró por los antebrazos. Empezó a inclinarse hacia mí como si fuera a besarme-. Si solo me quisieras de alguna manera a mí… -volvió a apartarse bruscamente, estaba aprendiendo mucho de la teatralidad.

-Te estás pasando. Claro que te quiero. Nicole y tú sois distintas y os quiero distinto, nada más.

-¿Pero a cuál más? ¿Polinizarías a lo mamífero conmigo si no ocupara el cuerpo de ella?

-¿¡Qué!? –tuve que contenerme para no descojonarme de la risa, precisamente por estas cosas me hacía tanta gracia hablar con Flor (es reírte o llorar).

-¿Quién te despierta más el instinto reproductivo a medio y largo plazo, ella o yo? – qué muchacha más explícita, diría que me está preguntando a cuál amo.

-… Más o menos.

-¿Más o menos?

-¿¡Qué más da!?

-Me es de interés saberlo ya que he descubierto nuevos planos de orgullo que satisfacer. Y esa Guardiana no durará mucho.

-No irás a hacerle nada malo a Lena, ¿no?

Frunció los labios. –Nicole es aceptable, aunque sea una humana y yo desee la muerte o esclavitud de todos los humanos por hacerme caer en desgracia, ella tiene virtudes que aprecio y su compañía se ha vuelto grata. Además, me gusta su cuerpo y ha aceptado no incordiarme más de lo debido si yo hago lo mismo y eso lo respeto. Con ella casi podría compartirte porque seremos la misma al final. ¿Pero esa Guardiana…? –puso una mueca.

-Si estás tan dispuesta a compartirme con Nicole, ¿por qué esa obstinación por saber a cuál prefiero?

Guardó silencio, pensando hasta que tras su altivez se distinguió un brillo de desconcierto y derrota. –Este nuevo cuerpo al que estoy atada es muy contradictorio, sus instintos y sustancias químicas… son también muy distintas a las que producía en mi antigua forma. Temo, son más poderosas de lo que estimaba desde mi anterior punto de vista. Nicole dice que “me dejo llevar” por ellas. Son extrañas, exigen ciertas cosas como necesidades, como verdades absolutas que han de cumplirse. Son tan fuertes que han de ser ciertas, ¿por qué si no iban a existir? La evolución ha perpetuado estas incoherencias en los mamíferos y he de decir que me gustan más de lo que creí. Por eso sé que la Guardiana no durará mucho como tu pareja de cortejo pre-reproductivo y que yo jamás dejaré de manifestar estas reacciones por ti, que mis sentimientos son tan poderos que al final te doblegarás a ellos y me amarás tanto como yo porque más es imposible que alguien pueda hacerlo.

¿Incómodo o halagado? Muy, muy incómodo: suena como si fuera a raptarme y encerrarme en un calabozo hasta que acepte amarla (¡como para decirle que no!). ¿Pero con qué gente me junto yo (al parecer sólo con tarados y cansinos)? Ya no tengo problemas amorosos solamente con mi novia, ¡yuju..!>>

 



***



Debió pasar medio día hasta que me encontré de nuevo con la Cucaracha-Floreada (y menudo reencuentro).

-¿Qué es eso de que vas a morir?

Me giré hacia la Cucaracha (como de costumbre, aparece con una de sus entraditas dramáticas, si es que no cambia…). Tenía los ojos brillantes y los nervios evidentemente desquiciados. Un escalofrío de adrenalina y terror me recorrió el espinazo. ¿Se había enterado de mi condena? ¿Cómo? Aún no era pública.

-Me lo dijo Robert, no lo mentiré -¿CÓMO COÑO LO SABE ESE MINDUNDI? ENCHUFADO, NIÑO DE PAPA-. No es momento para que pongas en duda la fuente o sus credenciales; necesito que me digas si es verdad. ¿Te estás muriéndome? Por favor, dime la verdad –por supuesto, no quería oírlo.

Me aguanté un gran suspiro, aún no tenía del todo escrito este diálogo (aún estaba con la fase de borrador, ‘ditasea)

Un momento. ¿MuriendoME, o sea, a mí mismo? Bueno… hay una cierta intervención exterior… Por ejemplo el verdugo que me seccionará el cráneo del resto del cuerpo. -¿Qué es lo que te ha contado? -La analicé mirándolas con los ojos entrecerrados.

-Siempre que hay Luz de por medio, los demonios mueren. Sólo hay una mínima posibilidad de salvación y es que sólo te roce por fuera -alzó sus manos quemadas y vendadas- como a mí. –La voz empezó a temblarle- Pero que en tu caso fue demasiado tarde desde el mismo instante en que Dande te disparó esa bala llena de Luz –en realidad fueron más de una (5)-. Poco a poco, tu cuerpo se irá desintegrando hasta que mueras; será doloroso y estarás consciente la mayor parte del proceso. Por eso a los jefes de los Guardianes les trae sin cuidado que pasees por las instalaciones de la Academia… Saben que no llegaras con vida a la fecha de tu juicio y, mientras te mueres, lo primero que pierdes son los poderes. ¿Es eso cierto?

Nos aguantamos la mirada. Su respiración era sonora, mucho, casi parecía reverberar en las paredes de la habitación. Sentía retumbar sus latidos de angustia por el suelo, subiendo hasta chocar con los míos, infinitamente más comedidos.

Una abertura a los infiernos se produjo en ese maravilloso momento, acompañado por el canto infernal de las guitarras eléctricas: NO SABE NADA DE MI SENTENCIA A MUERTE DEL PRE-JUICIO. ¡De la que me he librado!

-…Es cierto, es lo que pasa con los demonios (prácticamente siempre, no hay esperanza. La Luz es todo lo contrario a la vida)…

Salvo que yo soy un maldito bichoraro y resulta que la Luz ni siquiera me deja cicatrices porque soy medio Guardián; un secreto muy secreto, así que no lo contéis por nada del mundo, mis queridos lectores (o iré a cerraros el pico). Pero eso, queridos, era algo que ni la Cucaracha-Floreada ni nadie tenía porqué enterarse.

Ya dejo de bailar samba mental y paso a explicaros porqué mi alegría. Una cosa es que no se pueda hacer nada para salvarme y otra muy distinta que yo no deje que hagan nada para salvarme (porque lo último es una especie de suicidio en plan cobarde). Esto es genial: si hubiera sabido sobre mi elección (plan cobarde), la Cucaracha estaría llena de esperanzas, presionándome para que encontrarse algo por lo que luchar y blabla, bla... ¡Pero contra la natura no puede hacerse nada! Y ellas lo saben, eso pueden aceptarlo (tendrán que tragarse el orgullo sí o sí). No sólo eso, sino que hasta les parecerá bien si accedo a que me decapiten los Guardianes con la excusa de no sufrir el dolor de las últimas fases (las cuales en realidad yo (especial de mí) no llegaré a tener nunca, como ya he explicado, pero vosotros: ssh). Y hasta entonces se pondrá tierna y complaciente. Vale, sí, sé perfectamente que en cualquiera de los dos caminos sería pesada y sentimentaloide, es lógico viniendo la Cucaracha-Floreada, ¡pero en comparación, este camino está lleno de ventajas! Uf, qué mal me han hecho los antidepresivos y analgésicos, mira que no ocurrírseme antes.

Alentar esa equivocación sobre mi salud física era la mejor decisión que había tomado.

Ya sabía que los Guardianes estaban equivocados y me infravaloraban. El único que había llegado a descubrir sobre mis “cualidades” había sido el Dr. Dande y ya me había encargado de dejarlo comatoso y destruir sus informes para que no pudiera contarlo a nadie (eficiencia ante todo). Contaba con esa carta bajo la manga (creen que muero de un veneno al que soy inmune). Era mejor que me tuvieran pena, podía aprovecharme de ella. ¿Por qué os creéis que Lena está conmigo pudiendo elegir a el-que-se-hace-el-héroe? Porque me da por difunto y no quiere desaprovechar la oportunidad de haber estado conmigo antes de que eso ocurra, OBVIO.

Pero Lena no estaba aquí, solo Nicole, Flor y yo (que por cierto, las he dejado muy colgadas mientras daba esta explicación. Uish, qué fallo).

-No puedes morirte –creo que llevaba un rato diciendo eso para sí. Una lágrima le corrió por la mejilla y supe que no habría modo de pararla (con la gracia que me hacen a mí los llantos…).- Pensaba que estabas mejorando, que te curarías. ¿Estabas fingiendo? Oh, Dios… Estúpido, ¿por qué te haces el fuerte con lo que debes estar pasando? ¡Te estás pudriendo por dentro por esa Luz!-caminó hasta mí. Fue a rodearme el cuello con los brazos, pero dudó porque temía hacerme daño. Al final apoyó las manos en mi pecho de forma superficial al mismo tiempo que me plantaba un beso en la boca.

Esta era la oportunidad que estaba esperando, el cómo conseguir a las dos chicas a la vez sin ser yo el malo.

Pero tenía que dejarlo muy claro: -¿Y lo que dijiste a Lena? –puse cara de “no quiero que te traiciones a ti misma presionando para que rompas tus propias promesas, pues temo que te hiciera daño emocional, etc. De no haber sido por ese impedimento, yo mismo hubiera intentado que esto pasara antes, pero me importabas y te tenía demasiado respecto para ello”.

-Me importa una mierda lo que dije. ¡Esto es distinto! Prometí quitarme de en medio para que vivieseis felices porque guardaba la esperanza de que dentro de unos años cambiases de idea. Pero eso no vale nada si no vas a vivir más que unos meses. Nosotras te necesitamos, aunque sea solo ese tiempo.

Y ahí estaba mi carta blanca: tenía permiso para aprovecharme con total impunidad.

Le pasé una mano por la espalda.

Y otra por la nuca.

Era un beso precipitado, torpe y con sabor a salitre. Pero no me importaba. La Cucaracha Floreada estaba demasiado alterada como para esperar un buen beso, bastaba con que me lo estuviera dando.

-¿Sonríes?

-¿Por qué no iba a hacerlo? Estáis aquí. -Le aparté el pelo de la cara con cuidado. Tenía unos ojos preciosos, color chocolate. Me costaría renunciar a esto.



***



Por el camino me encontré con el-que-se-hace-el-héroe (gracias a Lucifer bendito no se percató de que venía del cuarto de la Cucaracha-Floreada). En lugar de ponerme cara de asco y seguir con su camino, me dijo alguna cosa. Total, que empezamos a hablar, bueno, a discutir. No me acuerdo del qué, sólo que al cabo de un rato me di cuenta de que me estaba hablando en un idioma raro (alemán o así) y cuando le dije que parara me respondió que yo había empezado en ese idioma (¡qué tontería, si yo no sé alemán!). No me acuerdo qué más… ¡ah, sí, claro, el típico “aléjate de Lena o te romperé la pierna que te queda”! Ya me acuerdo (es que la mitad de la conversación fueron gruñidos, así que imagina el nivel que tuvo).

Lo miré pensando cómo sacarle la columna vertebral mientras seguía vivo. –¿Ahora te das cuenta de tus sentimientos? Llegas muchos (11 para concretar más) años tarde. Y te recuerdo que ella me ha estado esperando A MÍ todos ellos.

-¡Tú estuviste ignorándola desde que llegaste, lo sabías pero no le dijiste nada porque ella no te importa, si te hubiese importado hubieras luchado más! ¡Hubieses buscado la forma de que te recordara, pero estabas más preocupado por tu propia comodidad!

Eso no podía negárselo, ¡PERO SÍ IGNORARLO!: -Pero ahora sí. Y ella está encantada y enamorada, pensando en bodas y en tener a mis hijos –chúpate esa, gallito.

-Tú ya estás casado.

-¿Y (eso fue un matrimonio de conveniencia, todos lo saben)? Y hablado de pasar de Lena, ¿no ha estado ella coladita por ti desde la Academia? Pero tú ignorándola, dejándola siempre en la friendzone, te encantaba tenerla de cojín para tu ego mientras tonteabas con todas las demás, ¿no? Solo la quieres ahora porque se ha enamorado de mí y no puedes asumir que sea preferible a ti. Ahora ya es muy tarde, patán, tú mismo te lo has buscado, así que apechuga.

Y ese fue mi momento elegido para irme a la pata coja de allí. El nivel de sangre por las venas de su cuello era un maravilloso indicador de cuándo el-que-se-hace-el-héroe iba a perder los estribos (traducción: te iba a dejar como un pudin).

                                          

***



-Lena…

La interpelada elevó la mirada. Era muy fácil de encontrar: si no estaba fuera en una misión y no era hora del rezo, es que se encontraba practicando con el arco o en la sala de música. Ahogué una risa al comprobar que aun tenía el pelo húmedo tras la ducha y se inclinaba sobre el estuche de su violín para sacarlo. Era constante y entregada, eso se lo reconozco, pero también de ideas muy cerradas.

Me apartó la mirada rápidamente.

Suspiré. –Creo que deberíamos hablar –di un paso dentro de la habitación. Lena no me contestó, de modo que tomé asiento junto al piano-. Estás enfadada por cómo te traté –ella cambió el peso de una pierna a otra con una ligera mueca en el rostro-. Somos personas distintas y yo no consideré importante lo que dije; no estaba enfadado, sólo intentando concentrarme en el dialogo de la telenovela. ¿Crees que doy más importancia a una serie que a ti? Lena, no puedes (ni tú ni nadie) compararte con una telenovela (los parámetros para mediros serían muy distintos). Gin te dijo que sigo tomando (porque me obligan, los muy capullos metomentodo) el suero de la verdad (lo odio, lo odio, ya tengo suficientes drogas en el cuerpo y voces en la cabeza), así que también sabes que hablo en serio. –Agaché la cabeza. Ella se mantenía en pie, incómoda, sin mirarme. Puede que pensando lo que me diría, pero al final no lo haría; antes echaría a correr lejos de mí por culpa de esa maldita timidez que la dominaba.

Este sería el momento en que yo debería levantarme, rodearla con mis brazos y, con un tierno beso, pedirle que me perdonaba. Pero no me moví, estaba muy cansado: la pierna y las costillas rotas pesaban como si tuviera yunques atados a los huesos. ¿Por qué no podía ser ella la que se humillara e hiciera todo el trabajo por una vez? Yo era el enfermo, no me parecía justo tener que ser el pilar de la relación, quién soportara el peso de todo.

Las conspiración en mi cabeza empezaron ora vez.

Tal vez debería decirle que se fuera con Robert (a ver si ese cazurro egoísta la sabía tratar mejor). Yo podría refugiarme en los brazos de la Cucaracha el tiempo que me quedase de vida, podría convencerla para que no le importase que nos vieran en público y la consideraran mi segundo plato. ¿Por qué no? La Cucaracha-Floreada era cariñosa y le encantaba hacerse la heroína y rescatarme; eran entretenidas y me querían con mis extravagancias, incluso con mis crueldades, y prácticamente ya habían renunciado a su orgullo por amor. No era un mal plan.

-Aunque siempre ha estado implícito, Lena, nunca te he dicho con palabras que tú fuiste mi primer amor. Ese… sentimiento… nunca se fue del todo… Yo, humm –empecé a dudar, no estaba seguro de lo que quería decir. Toqué algunas teclas del piano al azar. –Supongo que te habrás imaginado más de una vez cómo podría haber sido nuestra vida juntos si… -si Dande no hubiera experimentado con los dos; pero ése era un tema muy espinoso como para tocarlo- nunca… nos hubiéramos separado en ese momento, si podríamos haber llegado a ser felices –mis dedos siguieron arrancándole lánguidamente notas al instrumento-. Aunque ya no se puede cambiar nada, a veces me pregunto qué podríamos cambiar ahora…

-Mi madre… S-si mi madre… no… Si siguiera… viva… E-ella nos hubiera dejado… casarnos… Si esos vampiros no la hubiesen… -se le estranguló la voz. Cuando era pequeña unos vampiros habían entrado en su casa y asesinado a su madre, sus hermanos y los criados; a todos en la casa salvo a ella. Desde entonces guardaba terror y odio a esas criaturas- entonces, puede que mi padre no hubiese venido de nuevo a casa… y no nos hubiera separado.

-Tu madre hubiese muerto de todas formas, puede que unos años más tarde, pero poco importa: su salud era muy débil. Hablo de cosas realistas, que de verdad se puedan cambiar, ¡no de fantasías! –me mordí la lengua, literalmente, y respiré hondo. Te has pasado; lo sabía perfectamente-. Perdona…

Lena salió dando un portazo.

Suspiré. Mis dedos seguían jugando a ser pianista. El pensamiento en el que había decido concentrarme aquel día para no pensar en “cosas” resurgió: ¿por qué mi vida no tenía una banda sonora de fondo? Eso estaría bien. Animaría un poco este absurdo y cansino drama.

¡Oh, pero qué puta mierda, realmente estoy harto de este culebrón y de hacerme el mártir que lloriquea! ¡¿El Destino quiere drama?! LO TENDRÁ.

Abrí la puerta. Lena aun no se había alejado lo suficiente como para que no pudiera agarrarla. Tiré de ella dentro de la habitación y cerré de un portazo.

-¡Suéltame!

-No, porque no tengo ganas de que te vayas corriendo sin decirme el por qué. Me gustaría que al menos intentaras inventarte una buena excusa, pero te largarás y te pasarás las próximas dos semanas repeliéndome como mínimo. Y me temo que no es nada especialmente agradable.

-Pero es que…

-¿Qué?

-¡Suéltame!

-NO. Lloriquear como una cría no hará que me apiade de ti –Me acerqué tanto que quedé sobre ella.

Mis dedos se deslizaron por su cuello, más como una evidente amenaza en vez de un gesto cariñoso.

Mierda, Alec, las manías relucen; me recordé. Sigue así y la profecía del Canijo Llorón se cumplirá.

La solté y me dejé caer en el sillín del piano, con la cabeza entre las manos, intentando calmarme. ¿¡Pero por qué tenía que calmarme cuando deseaba tanto explotar, sólo porque era sensato!?

Yo lo que quería era echar a correr para no tener que hablar de estas estupideces como hacía ella, pero me daba tanta rabia que ella pudiese hacerlo impunemente y yo no, que deseaba obligarla a hablar solo por despecho. No, no estaba siendo un buen novio, ¿de qué me sorprendía?

Me temblaba el cuerpo. No sabía qué hacer, cómo arreglarlo ni si quería hacerlo pues mi orgullo ganaba terreno. Me sentía… mal, asustado. Mareado, enfermo. Los pensamientos confusos, alterados. Este tipo de adrenalina no me gustaba, no sabía cómo descargarla sin ser destructivo. Se me descontrolaba si intentaba reprimirla y dejarla a parte.

-Co-constance… era una buena mujer –intenté tontamente volver a un tema que Lena fuese a escuchar, sólo por tener algo que decir-. Dulce y siempre alegre. Pero muy joven… y muy frágil. Tenía dieciséis años cuando se casó. No debería haberlo hecho, ¿sabes? Dande… él era… -mi mente tomaba rumbos raros-. Era… Dande era… -Intenté recular pero me empujaba a través de la neblina hacia los recuerdos extraídos de la cabeza de Dande. No sólo sus proyectos, si no la vida que rodeó estos; no es fácil seleccionar los recuerdos que deseas y siempre venían cargados de un “añadido sorpresa”-: Yo era…

3 comentarios:

  1. La madre que te parió!! ò.ó que capítulo más.intenso!! Me.costaba hasta.respirar.mientras leía XD.porque eres tan ahdhdhsgf eh?! Dime a ver el.porqué. Sé que Alec.tiene.muchos traumas y recuerdos.que exorcizar de su mente para estar.consigo mismo en paz (si eso puede ser que sé que no XD.xq.le.querríamos.igual) o.con.los.demás, cosa.que no veo muy factible.si seguimos la.línea de la.historia hasta el momento, que el chaval ya las ha pasado putas.
    Si no vas a.dejarle con Lena, dale.tregua con Nicole/.Flor porqué me destroza.verlos.así.a.todos (Menudo drama tiene.el.pobre.mushasho ;_____;).
    Bueno que ante.todo espero seguir leyendote, porque habrá continuación no?!!! Ya sabes.que las conspiraciones.me sientan de.vicio; no me hagas ponerme mala ;)
    Tuya en el fanatismo, Gamba-Girl N#1 fan

    ResponderEliminar
  2. Uhhhhh alec se va al camino del mal.. uuuuhhhhhh......
    T.T Me dan pena ambas chicas... pero.. SI HUBIERA ESTADO CAMPBEL!! D:
    aGH.. ESTO SE ESTA Complicando ê.e no, no me gusta esto D: jajajajaja por eso odio los triángulos amorosos (más que nada ninguna pretendienta me gusta ê.e ajajajajja)
    La verdad que me encanta la manera en que narras todo esto expresando adecuadamente los sentimientos de los personajes... Eso nos hace que nos metamos más en el marrón de ellos ajajaja ^^ Pero me gusta :D ¡YO SIN DUDA ELIJO A FLORECILLA! >///<

    ResponderEliminar
  3. Pues a tomar por culo. *Se tira por la ventana*
    ¿¿¿¿¿¿¿¿¿QUE TE PASA ALEC??????????? ¡¡¡¡¡SI NO QUIERES A LENA, SI QUIERES TANTO A LA CUCARACHA COMO DICES VETE CON ELLA Y DEJA A LENA DE UNA VEZ!!!!! Pero a dos bandas no joder, A DOS BANDAS NO ES LA COSA MÁS REPUGNANTE. EN SERIO ES ALGO QUE ME SACA DE QUICIO PORQUE ME LO HAN HECHO DOS VECES YA Y NO LO SOPORTO SDKJGBJKDNGKJANSGJKADNGHJSLNRHKGJSDNKGJSD

    A estas alturas, la única realmente buena para alec es Camp. Flor me gusta como personaje, pero es una posesiva y pirada. Nicole. NICOLE LA MANDO AL MALDITO INFIERNO YA MISMO, DIOS, LA ODIO CADA VEZ MÁS. Y Lena..me da pena. Me da muchísima pena. Quiero verla feliz...con un chico que la haga feliz..ya me da igual quien...solo quiero que sea tan feliz como merece después de todo lo que le ha pasado...y Alec no es suficiente. Rob. ROB. Sigo por Rob.

    ROBERT ME SIGUE TENIENDO ENAMORA-Shhhh,mecallomecallo.
    Y WTF con los recuerdos de Alec, eso fue muy raro. ¿Alec es Dande? Por un momento lo pensé JAJAJAJJAJA Nono supongo que con los experimentos le habrá pasado algún recuerdo o algo

    ResponderEliminar