Pasé el resto de la velada
acurrucado en mi rincón, lloriqueando como un quejica. Nadie me vino a buscar,
ni siquiera me encontraron por casualidad; no se percataron de mi ausencia. Supongo
que soy muy bueno escondiéndome.
Sencillamente, desde la ventana,
vi al final de la noche el coche de Albert poniéndose en marcha, bajé y me
monté.
Todos los Guardianes estaban muy
contentos, se lo habían pasado genial. Lena estaba alegre aunque cansada, me
preguntó si me había gustado y aseguró que debíamos repetirlo; ya tenía
invitación para tres próximos bailes. Aún no se lo había dicho, pero no iría a
ninguno de ellos.
El único que no estaba feliz era
el-que-se-hace-el-héroe. Todos le preguntaron varias veces el porqué, le
dijeron que contara con ellos y que él era muy grande como persona y como
Guardián, intentaron bromear incluso. Él pasó de largo ante sus amigos, creo
que el-que-se-hace-el-héroe ni siquiera escuchó lo que le decían estos. Nunca cuida nada de lo que tiene, no
entiendo cómo aún no lo ha roto todo.
***
Los días siguientes fueron
realmente aburridos. Eso es un problema porque necesito estar ocupado para no
pensar en cosas feas.
RESUMIENDO…
1º DÍA TRAS EL BAILE.
Si por mí hubiese sido no habría
salido de la cama en todo el día; estaba muy cansado, todo me dolía. Me
desperté gritando, es raro porque con las pesadillas no suelo gritar. Sólo
salto y doy patadas.
Colyn (quién se ofreció a
vigilarme) se asustó, pero acabamos discutiendo porque yo quería volver a la
cama. Al final me sacó a rastras.
Pasé toda la mañana “ayudando a
Albert a entrenar a los futuros Guardianes”. En realidad estuve sentado en las
gradas mirándolos correr de un lado a otro. Colyn siguió molesto por las cosas
que le llamé en el despertar como si no supiera que tengo mal humor recién
levantado. Me llamó vago y dijo que Albert me daba demasiada cancha.
2º D.T.E.B.
Al día siguiente me encontré de
paso con la Cucaracha. Hablamos aunque sólo fueron unos segundos. Ella levantó
una ceja y me dijo “hoy estás más apático que de costumbre”. No le respondí,
ambos teníamos cosas que hacer. Usaba gafas.
Para comer hice un picnic en los
jardines de la Academia con Lena. Ella estaba muy contenta, no había hecho uno
desde que murió su madre. Le pregunté si creía que estaba raro. Me contestó que
estaba como siempre.
Aquel día no dormí, así que no
tuve pesadillas ni peleas con Colyn al siguiente.
Le pregunté a Lena por el ojo que
perdió. Dijo que se debió a un vampiro que perseguía y un rastrillo; no entendí
nada.
No pasó nada más ese día.
Ni los tres siguientes.
7º D.T.E.B.
Colyn me dejó dormir todo el día,
ni siquiera se pasó por mi habitación. Puede que se hubiera dado cuenta de que
llevaba sin pegar ojo cuatro noches.
No salí de la cama, no vi a
nadie.
Fue un buen día.
8º D.T.E.B.
El-que-se-hace-el-héroe estuvo
mucho tiempo mirando a Lena practicar con el arco.
Le puse cinco guindillas en su
estofado ya que sabía que sólo daría un mordisco. La gente se rió pero sólo a
sus espaldas, yo me hice el sorprendido.
Gin siguió presionando para que
me medique, así que le dije que no era la primera vez y ya se me pasaría. En
lugar de relajarlo aquello lo puso más frenético, ahora quiere saber cuántas
“recaídas” he tenido. Cree que, después de lo que me hizo el Dr. Dande, su
obligación como médico es salvarme; me resulta una persona cada vez más imbécil.
Albert también se había puesto en
alerta.
Volví a beber con él, pero nos
pasamos dos horas, cuarenta y tres minutos en silencio tomando whisky el uno
enfrente del otro. Entonces se fue porque tenía que ver al cardenal. Ni
siquiera usamos palabras para despedirnos.
Al menos saben que no debía
enterarse nadie más.
Seguía sin dormir. Me gustaba dar
vueltas por los jardines… Lo que en verdad quería era saltar las vallas.
9º D.T.E.B.
Empezaba a echar seriamente de menos
a mucha gente, en especial a Campbell. Y también a Yell, aunque bastante menos.
Supongo que porque sé que él no me añora a mí; no mientras tenga opio, vino y/o
mujeres disponibles. Será mi mejor amigo (chico, matizo pues de lo contrario
Campbell se ofende) pero también es un capullo.
Modosito-Man intentó hablar de
chicas. Es gay. Normalmente verlo tan patético intentando aparentar me hubiera divertido;
no lo hizo. No me reí de nada en todo el día.
Lena me rozó la entrepierna del
pantalón con la mano mientras nos besábamos, hubiera sido lo más erótico que me
ha hecho hasta ahora de no ser porque salió corriendo a la capilla para rezar.
Esta vez me dolió ese comportamiento (no soy la lepra).
Dormí aquella noche. Me desperté
llorando a las 04:31 a.m. Lo bueno es que Colyn no tuvo que venir a discutir
conmigo.
Ya estoy harto de estar triste,
yo no soy así.
10º D.T.E.B.
Cedí: he empezado a tomar los
antidepresivos. Gin no se aclara con la dosis que debería usar, dice que tengo
un metabolismo raro. Me prohibió las bebidas alcohólicas, no lo cumplí.
12º D.T.E.B.
Ese día estuve alegre todo el
tiempo, las pastillas funcionan.
Fui a misa con Lena, estaba
encantada con mi cambio de actitud. Ella lo achacaba al “poder del amor” o algo
así, aún no sabía que usaba medicinas. Colyn también vino y bromeamos sobre que
no hubiera explotado en llamas con el agua bendita. Le dije a Modosito-Man que
encontraría a un buen chico que le quisiera porque era muy majo de aspecto y de
personalidad y lo llamé “hermano”. Y al-que-se-hace-el-héroe que ojala yo fuese
él.
Me fui a la cama con una sonrisa
en la boca.
Las pesadillas fueron peores. Me
desperté en el gimnasio a las 02:25 a.m.; estaba diseccionando a uno de los
muñecos de prácticas pieza por pieza. No me asustó ni me pareció raro, de hecho
me sentí orgulloso cuando analicé mi trabajo. Resulta que valgo para cirujano,
uno de élite además.
Volví muy contento a la cama y
soñé con operaciones realizadas por el Dr. Dande. En el sueño, yo era el Dr.
Dande.
14º D.T.E.B.
Albert quería hablar sobre mi
madre, pero nunca se atrevió. Yo lo preferí así. Al parecer ella “también” tuvo
problemas mentales en vida. Creo que sé cuáles eran: Gin estaba mirando fármacos
para tratar la esquizofrenia. No podía hacerme menos ilusión que si volviera a
casarme con Kaila.
Lena estaba muy concentrada en
sus fantasías de romanticismo. Decidió que quería que tuviéramos tres hijos:
dos niños a los que llamar como a sus hermanos muertos y una niña a la que
llamaríamos como su madre; no recuerdo los nombres. Preferí decirle que me
parecía muy bonito honrar sus muertes de ese modo en lugar de comentarle mi
esterilidad. Que odio a los niños. O que para tener niños hace fala copular (seguía
sin pasar del primer agujero del pantalón).
O que está previsto que me
ejecuten dentro de dos meses.