<<…porque estaba enamorado de ella…>>
Él seguía allí parado, en lo alto
de la escalera, contemplándola con las mandíbulas bien tensas. Siempre con el
rostro inmerso en sombras. Alec la miraba con eso ojos… Hundidos y oscuros como
pozos de agua envenenada. Eran puro rencor; siempre lo había pensado. Una
promesa de dolor, perturbados por aquel brillo de locura que le habían otorgado
los años.
Lena quería irse, odiaba aquellos
gestos de Alexander.
Me odia, me odia porque lo he escuchado, porque he vuelto antes de lo que
debía; se dijo a sí misma. ¿Qué otra cosa podía estar pensando?
Bien podría estar maquinando cómo
desmembrar su cuerpo y ella sería incapaz de preverlo; pensó con un escalofrío
de terror. Ver cómo lo había hecho antes no ayudaba.
A la arquera se le fue acelerando
el pulso con cada segundo que pasaba bajo el hierro de esos ojos verdes; así se
sentían, como acero apretado contra la piel. Frío, contundente y peligroso, a
la espera del filo.
Nadie dijo nada. Lena no tenía
voz. Robert estaba demasiado inmerso en controlar su respiración. Normalmente
era siempre Alec quién ponía fin a las situaciones que no le agradaban; en
cualquier momento se inventaría una excusa y desaparecería. Pero en esta
ocasión se mantenía quieto, al acecho de cualquier gesto como el animal salvaje
que era. Ella, avivada por aquel pensamiento inconsciente, se esforzó en emular
la quietud del híbrido; no le era fácil, le temblaban las manos.
Sintió que el ojo le ardía, la
garganta seca. Él seguía atravesándola de aquella manera.
Se atrevió a mirar más allá del
hibrido, en busca de su ayuda. Robert era siempre el salvador, el héroe,
también un cazador pero consagrado a salvar a ratoncitos como ella. O eso había
pensado toda su vida Lena. Pero ante la máscara horrorizada por el odio de su
amigo, sintió incluso más miedo. Rob
también está furioso, oh, no, ¿qué he hecho?
Dio un paso atrás sin darse
realmente cuenta de ello.
Aquellos pocos segundos se le
hicieron eternos.
Unos pasos subieron por las
escaleras y el destello de una coleta rubia como el oro la distrajo
momentáneamente. –Hola, chicos -Nicole se asomó a su lado y los contempló a los
tres, en seguida entendió la tensión-. ¿Ha pasado algo?
-Nada –murmuró Alec con tono
seco. De repente éste bajó las escaleras, pasó entre las dos chicas y enganchó
de la muñeca a la preciosa rubia, para hacerla bajar con él: he aquí su excusa.
Nicole volvió la cabeza hacia ella, como si le siguiera preguntando qué
ocurría.
Lena los observó largarse y por
fin respiró más fácilmente, pero con celeridad, entonces fue consciente de que
había estado conteniendo el aire hasta ese momento.
-Me voy –anunció el otro hombre
en lo alto de la escalera.
-¡Rob…! –lo llamó, pero ya era
demasiado tarde.
-No quiero ver a nadie –fue su
única respuesta antes de desaparecer en la dirección contraria.
Lena permaneció allí de pie un
rato más, había olvidado por completo que buscaba a Albert. Seguía atónita e
intentando procesar lo que acaba de pasar.
Ha dicho que me salvó porque me amaba. Lo ha dicho. Pero lo ha dicho en
pasado, ¿referido a la acción de salvarme o de amarme?; el corazón le
martilleó con más fuerza dentro del pecho. Sabía que aún perduraban los efectos
del suero de la verdad en él, aunque cada vez más vagos. Una felicidad extraña
le trepó desde la boca del estómago, calentándole el cuello y las mejillas. Al
pasar a su lado, había visto un ligero rubor en las mejillas de Alexander que
nunca creyó posible. Lo mismo lo he
soñado todo.
***
Alec la arrastró hasta el
solitario parquecito infantil que en los últimos días se había convertido en su
rincón.
El hibrido empezó a dar vueltas,
aguijoneándose los labios, tan pronto como la soltó. Estaba angustiado. Nicole
y Flor habían aprendido a interpretar aquel rostro en apariencia indolente,
simplemente de tanto observarlo al natural y en sus recuerdos. Siempre que Alec
se detenía mucho tiempo en darle vueltas a un mismo tema, fuera grave o banal, se
mordisqueaba los pálidos labios sin ser realmente consciente de ello y se
ofuscaba en cuanto notaba la sangre en la lengua.
En este caso sin duda era algo
grave pues apretaba los puños hasta volver los nudillos blancos y se
concentraba en respirar pausado: su ritual para llamar a la tranquilidad.
La miró por el rabillo del ojo de
tanto en tanto para controlar su posición; él siempre tenía que anticiparse a
todo…
Flor y Nicole esperaron fingiendo
paciencia. Ya conocían incluso cuándo aquellas perennemente fruncidas cejas,
siempre despectivas, lo estaban por rabia, sorpresa o dolor. O que al perder
los nervios, no alzaba la voz si no que se le marcaba aquel acento de su
demoniaco materno. Nicole se sentía orgullosa y avergonzada a partes iguales de
haber estudiado tan bien sus pequeños gestos, e intentaba ocultarlo. Ante todo
temía que Alec la hubiera clasificado como una amenaza. Posiblemente ya lo hizo
hace un tiempo, pues tras unos días de miradas raras pasó a una semana en que
la ignoró por completo. Luego se cansó de eludirlas y había dejado que todo
volviera a ser como antes. No habían necesitado de palabras para entenderse: él
sabía que ellas sabían leerlo, y le daba igual, más o menos.
Pero aquella vez les estaba
costando más de lo normal.
<Es por Lena y Robert que está así,
¿qué habrá pasado para que parezca tan enfermo?>; preguntó Flor desde
algún hueco de su cerebro, no se sentía segura con la situación a pesar de que
también ella quería ayudar. <Ayudarlo a él>; corrigió en el acto. No es enfermedad, si no culpabilidad; le
aclaró Nicole. Bueno, la manera en que
Alec interpreta la culpabilidad. Se está reprochando algo. Rememoraron la
conversación que habían mantenido con Alec sobre Rob y Lena. Sintió nauseas que
le volvieron el cuerpo y la respiración pesada. ¿Es eso…?
<Esa maldita Guardiana…>;
sintió cómo Flor se alteraba, dando golpes de frustración. El espíritu odiaba a
la arquera más incluso que ella, pues era celosa y muy posesiva; odiaba a
cualquiera que se acercara a Alec más de un metro. Incluso aún le guardaba
cierto rencor a Nicole a pesar de su amistad. Nicole hizo lo que pudo por
ignorar la reacción de Flor, ya estaba acostumbrada a tener que soportarla. Lo
único que podría hacer que el sicario se reprendiera es que hubiera cometido un
descuido. Y eso, en Alec, significaba que había mostrado demasiado sobre cómo
era de verdad. El temor se hizo más fuerte, la reacción de Flor más furibunda.
Las teorías que se les planteaban eran cada vez peores.
Nicole permaneció sentada en el
columpio con la misma pregunta de antes formulada en la cara: ¿Qué es lo que ha
ocurrido? Sabía que Alec se lo diría, pero necesitaba tiempo y espacio.
Presionar a Alexander era inútil.
Él dejó de dar vueltas y la miró
directamente. Se laceró los labios una última vez antes de hablar. Pero sin
embargo abrió y cerró la boca con un suspiró, frotándose las sienes. No quería
decírselo porque no las quería en su contra.
-No es nada –impostó esa
brillante sonrisa avergonzada con la que siempre engatusaba a los desconocidos.
Pero Flor y Nicole no eran unas desconocidas; justo lo que más temía Alec: que
alguien conociera de antemano sus trucos.
Nicole se aferró al columpio con
fuerza para reprimir el impulso de ir hasta él. Cada vez que me acerco sólo consigo que él esté más lejos, sólo serviría para que se revuelva,
hiriente, y huya; se recordó, frustrante pero cierto. Aquello era lo peor
de Alec, lo que más odiaba y se le hacía más imposible: mantener la distancia
cada vez que la embargaban aquellos sentimientos de ambas. Aunque también se
planteaba si quizá sería esa una de las cosas que hacían que Alec les gustara
tanto, que quisieran salvarlo.
Alexander es como una de esas muñequitas de porcelana; pensó de
repente. Se ven hermosas y distantes, y también parecían duras cuando las
tocabas, pero por dentro estaban tan huecas que se rompían con los golpes de la
vida. Eso era su Alexander, le explicó el símil a Flor, una muñeca a la que
habían roto de tantas veces por jugar con él, que ya ni siquiera sabía cómo
recomponer sus trozos. Creo que ya ni
recuerda cómo era el diseño original.
Y el primero que debió de jugar
con Alec fue Albert; cada vez que veía la ira en los ojos del mercenario le
quedaban menos dudas. Gracias a los trucos que Alec le enseñó y el punto de
vista distanciado por la época y narcisismo de Flor, ahora era capaz de juzgar
muy bien a las personas; ella misma se daba cuenta de que empezaba a
anticiparse a las reacciones de los demás. Por eso mismo debía admitir que
Albert, aunque fuera alguien de admirable coraje y dedicación además de su
amigo, también era un hombre incapaz de atender las cosas si no eran de una en
una: trabajo, familia, felicidad o amistad; nunca más de una a la vez. Albert
hubiera sido un jardinero horrible; se esforzaba mucho en una parcela y
olvidaba las demás por completo, creyendo que aquellos cuidados aguantarían
hasta que repasara el resto de sus obligaciones, pero no era cierto: se
necesitaban cuidados constantes para que no se marchitaran. La suerte había
querido que su vida las entremezclara, de lo contrario posiblemente ya no le
quedara ninguna. Pero un hijo bastardo no estaba dentro de su trabajo, ni
estrictamente de la familia y no era necesario que de la amistad. Albert debió
de estar dando a aquel niño migajas de atención durante muchos años, creyendo
que era bastante y sólo consiguiendo el rencor de Alec. Ahora se centraba en
recuperar el aprecio de éste y estaba condenando su trabajo en la Orden, su
matrimonio, a los hijos y amigos. Pobre
idiota; pensó con auténtica compasión por el Guardián.
Y la segunda que debió lanzarlo
desde un balcón fue Lena. Y por último Dande lo volvió loco.
Incluso las venas negras de
veneno bajo la piel daban esa misma impresión resquebrajada.
La apariencia de Alec era difícil
de clasificar, en parte por su evidente mestizaje, pero sobretodo en la edad. A
veces se veía como alguien mayor de 25 y otras a penas un chiquillo de 15; y no
mentía, a casi todos los que había preguntado tenían la misma impresión. Tenía
el ímpetu y la energía de la juventud, pero la mirada y los hombros pesados y
tristes de demasiados años observando y cargando. Y tras su boda parecía haber
envejecido otros diez, apagado y macilento parecía haberse quedado sin energía
salvo en los escasos relampagueos de su risa atragantada.
Volvió a mirarlo y pudo
imaginarse a la perfección a aquel niño triste y solo al que le entregaron los
pedazos de su vida para que por el mismo se las apañara. Alexander era fuerte y
decidido, había sabido seguir tirando hacia delante, pero estaba claro que no
había superado ninguno de los baches.
Dijo algo para animarlo, ambos olvidarían
enseguida las palabras exactas, pero no que le hicieron sonreír, sonreír de
verdad.
Nicole adoraba esa risa; aunque
sabía que no lo era, la encontraba hermosa. Al contrario de las cantarinas y
siempre perfectas sonrisas que usaba con el público, aquella parecía partirle
las costillas, le hacía temblar los hombros y que quedara sin aire; en seguida
entendió que él la odiaba pues hacía cuanto podía para controlarla pese al
suero. Sonaba como si en realidad no supiera reír, lo que les encogía el
corazón y hacía que ellas quisieran que riera más.
Alec las miró con fijeza tras
responder a su comentario banal. Aunque seguía sintiendo un escalofrío en la
columna y la piel de gallina, ya no las aterraban aquellos ojos inquisidores;
de hecho Nicole volvió a pensar que parecía alguien mayor de 30. Alec creía que
ellas le tenían pena, y por eso las odiaba a veces, eso era todo.
Volvió aquel brillo de anhelo en
su mirada y en el acto, como siempre, apartó la cabeza con brusquedad y un
reproche escrito en el ceño.
En realidad él no quiere estar solo, pero cree que así se protege de
que lo rompan más. Y también que ya está acostumbrado, pero eso es algo a lo
que nunca te acostumbras del todo. <No,
no se puede>; murmuró Flor con amargura desde las memorias de sus 200 de
300 años bajo cautiverio.
Esta vez no pudo evitarlo. Se
puso en pie, fue hasta él y le rodeo la cintura con los brazos. Alec se tensó e
hizo un ademán de apartarla, reprimido en el último momento. Se apretó contra
la barandilla en un intento inconsciente de alejarse. Pero siguió sin
empujarla.
Nicole se recriminó la osadía;
después de aquello Alec volvería a alejarse. Mientras, Flor festejaba,
increpándola para que memorizara la forma de sus definidos y compactos
músculos. Emociones tan contrarias la turbaban.
Las manos de Alec revolotearon un
rato, sin saber qué hacer. Pero finalmente las dejó caer a ambos lados de sus
costados. Con un suspiro que les puso la piel del cuello de gallina, apoyó la
frente en su hombro.
Aquello asustó a Nicole más que
si hubiera colocado un cuchillo bajo su garganta. Dios, está peor de lo que creímos, se ha rendido completamente ante
todo.
<¿No dice ningún chiste malvado? Quiero
al de siempre>; la preocupación también caló al final en Flor.
–Odio los cuadriláteros -empezó
con voz muy baja-. ¿Sabes por qué en las series siempre se forman triángulos
amorosos? Porque son sólidos: cuando no estás con uno estás con el otro sea
pelea o en plan romanticón; siempre hay contacto que contar y lo de afuera
importa poco. Pero los cuadriláteros son demasiado complicados y en seguida se
dejan deformar porque tienes que estar pendiente de demasiados factores...
¿Recordáis… que queríais que resolviera la situación?
-Sí… -<No, no, no. ¡No!> Chs, compórtate. <¡Oblígame!>
-Lena escuchó cómo decía que
estaba enamorado de ella.
Sintió una patada en pleno
esternón. –Oh… Eso lo simplifica mucho…
Flor fue la primera en salir del
shock y exigir el cumplimiento de sus deseos de herir a Alec para que se
sintiera mil veces peor que ellas. Nicole no le reprochó nada, ella también
quería; ya le curarían los golpes con mimos después. Aunque, no se explicaba
cómo, controló a ambas.
Alec sabía que decírselo a ellas
no era recomendable y las evaluaba en completa tensión, a la espera de la
reacción violenta que correspondía a aquella puñalada. Eran las únicas amigas
que tenía allí, después de todo.
Nicole dio un paso atrás,
soltándolo lentamente. No quería mirarlo a la cara, suponía demasiado dolor.
-Aún sientes algo –el silencio de
Alec fue más significativo que cualquier palabra. Sintió una presión en la
cabeza como si le fuera a explotar con el continuo chillido de rabia de Flor.
Tampoco podía culparla-. Debería felicitaros por vuestro futuro compromiso –no
pudo eliminar el cierto retintín de su voz. Sabía que aquello podía pasar, que
era muy probable, pero en el fondo se había convencido, a sabiendas de que no
debía, de que no ocurriría. Las esperanzas las habían traicionado.
La rabia las traicionó entonces.
Intentó golpearlo en la cara, pero Alec le atrapó el puño y se lo sujetó como
un grillete.
Alec torció la boca. Las miraba
como si sopesara algo más que su estado anímico ante la noticia.
-Déjame –pero él no lo hizo-.
Suelta. –intentó tirar del brazo que le sujetaba pero Alec le apretó
cuidadosamente sus dedos quemados. Los
dedos que me quemé por él; pensó con rencor. Nicole levantó la mirada, las
miraba con el ceño fruncido e interrogativo, quizá hasta preocupado. Somos sus únicas aliadas por lo que sabemos…
No le cabían dudas, lo amaba,
demasiado quizás.
Aún no está todo perdido; mandó callar mentalmente a Flor. Sí, ahora Lena lo sabe, pero sigue siendo
igual de paradita que antes. Y Alec lo dijo por un descuido, no estrictamente
porque quisiera que ella lo supiera. Él prefiere seguir solo aunque se le
brindara la oportunidad simplemente porque opina que sería una debilidad por su
parte. Los dos son de los que huyen con la intención de no encontrarse, de modo
que si él decide no hacer nada más, que es lo más probable… Flor escuchaba
atenta, con un ligero resquemor como recordatorio de que no podían caer de
nuevo en la trampa de los probables.
Alec no haría nada. Desde el
principio había ido huyendo de las relaciones de afecto; con ellas había cedido
únicamente por la persistencia de estas.
Aunque en el fondo lo que queríamos es que se abriera con alguien y
fuera feliz; se dio cuenta demasiado tarde. Alec era un hombre con unas
heridas tan profundas que ya no creía en la bondad. En un principio ni siquiera
aceptaba su generosidad. Era una forma de vida demasiado gélida. Lo único que
ellas querían era ofrecerle un poco de calor, hacerle saber que no todo en el
mundo pretendía hacerle daño. Que algunas personas eran de fiar. Y que aun se
podía tener sueños y esperanzas, y ser feliz.
<Sí, pero con nosotras.> Eso es egoísta. <¿Y? ¿Acaso tú no lo eres?> Sí que lo era, prefería a un Alec
triste a su lado. Y sin embargo dijo: Él
quiere a Lena. <Es como tú dice: Lena es idiota, no hará nada.> Ya, pero
Alec tampoco; resopló mentalmente. <Perfecto entonces, nosotras haremos y Alec
se quedara a nuestro lado>; Flor se jactó de la genialidad de la idea.
Pero Nicole no deseaba que lo hiciera por desgana. <Alec tiene razón, te pierde el
orgullo>; le recriminó Flor. <Quedémonos con él, da igual cómo.> ¡Pues a mí me importa! Si es falso sería
como no tener nada y al final nos sentiríamos vacías y tan frustradas como
ahora. <¿No crees que pueda ser feliz con
nosotras?> No estoy segura; admitió con rabia.
Había otra opción.
;----; ¿Porque nos torturas así? Mi pobre Alec con lo que el ha sido, realmente ha perdido las pocas ganas de vivir que tenía (en el caso de que en algún momento las tuviera, y viendo su vida....diría que no)
ResponderEliminarBuff Estoy padeciendo una barbaridad por el, se que debo tener en cuenta los dos lados de la historia o los cuatro lados, porque el amor de esta historia es muuuy complicado.
Me siento fatal por él ;----; ¡ ojalá pudiera hacer algo por el!
Ne rompe el corazón verlo así, y se que esto no es ni siquiera las primeras matas aún las pasará más putas. Pero bueno voy a seguir leyendo porque os quiero muchisimo a los dos >///<
Pd: Al final no he podido esperar a después de comer y lo he leído ahora u.u ahora me he puesto triste, no tardees mucho en subir ;---; que esto cuanto más dramático es más me mola
Tuya en el fanatismo, Gamba-girl (L)
¡¡¡¡ESTOY TAN CONFUSA!!!!!
ResponderEliminarEste cuadrilátero amoroso me está volviendo loca D:
Tengo horribles síntomas, te cuento:
1) Creo que me gusta más la pareja RobxLena que AlecxLena. Es que la relación de Alec y Lena no parece que vaya a ninguna parte y me estoy cansando de que solo se base en encuentros fortuitos en los que se ponen los dos timidísimos y se acaban marchando sin dirigirse apenas palabra ;A; ¡Quiero un beso repentino y ACEPTADO! ¡Acción con estos dos tortolitos! Sin embargo, es que con Rob y Lena veo una química a kilómetros *-* ¡¡¡SON TAN MONOS!!! Y Rob celoso es tan achuchable, quiero morderle è_é Creo que es mi personaje favorito después de Lenica-bonica ;_;
2) Flor me mata XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD No me gusta que odie a Lena ù_ú pero bueno, a ella se lo perdono porque es tan radicalmente egoísta, directa y raruna que la amo XDDD
3) Nicole me estresa. MUCHO. Yo que pensaba que por fin admitiría su derrota y nada, creo que aún va a seguir metiendo baza =w= "la preciosa rubia" Ogggghhh, sigo odiando que sea tan perfecta. "Las manos que me quemé por él" "Luego le curaremos los golpes con mimos" =________= PLEASE, BITCH.
4) ¿He dicho ya que amo y mi amor crece considerablemente con cada capítulo, a Robert? 8'D Aunque el único problema que veo de que Rob y Lena estén juntos y Alec salga del trío amoroso, es que ya no tendrían ningún protagonismo amoroso y pasarían a ser meros secundarios u_u (En el tema Robena, me refiero XD) porque ahora como está Alec y es el prota, se centra más en ellos, pero si Alec se va...¡Adiós Robena! ;_; *llora en un rincón*
Resumiendo, que yo seré feliz si:
-¡Rob y Lena están juntos! *w*
-¡Alec y Lena están juntos! (POR DIOS YA Y DEJEMOS LA TIMIDEZ XDD)
-Nicole muere para siempre :'D (Dios, me pongo sentimental)
-Flor domina el mundo XDDDD
-Gigi se enamora del gato en versión humana.
¡¡¡¡SIGUIENTE!!!!! ò_ó
ay dios, ay madre, ay ,ay, ay jajajajajaajaj dios !!!!!!!!!! pff respiracion, dejando a un lado este momento de emocion.....
ResponderEliminar1º Lo sabia !!!!!!!!!!! sabia que la pava de Lena no haria nada dios, deja la timidez de un vez por los santos.......... me estresa, me saca de quicio......
2º Mi pobre ALEC........ tiene que estar echo un lio, ay si es que lo adoro !!
3ºFlor... es una maquina, la ostia, me encanta jajajaajjaajajjajaj le da igual ser egosita quiere a Alec para ella y punto, jajaja
4º NICOLE !!!!!!!!!!!! jooo tio...pobrecita, se ha quedado tan parada cuando el se la dicho (normal) pero jooo, y cuando le ha intentado pegar jaja y el muy tierno que no la suelta (yo me lo imagino asi y no me rompas la ilusion ¬¬)
Dios la frase final me has dejado :O no me vengas con que ahora va ayudar para que Alec y Lena esten juntos........me lo veo venir y me niego !!!!!!! me niego rotundamente......Sigo fiel a la idea de que cuando Lena se suelte (si lo hace algun dia) y hablan, o hagan lo que tengan que hacer jajaajaja el se dara cuanta de que quiere a Nicole ........sigo con mis esperanzas
Deseando el siguiente ;)
no tardes en subir !!