Lena estaba sentada en la
magnífica terraza, observando las luces de la lejana ciudad de Manchester. Le
pareció inútil intentar retomar la práctica de piano, pues las palabras de
Nicole habían sido especialmente perturbadoras y no hacía si no darles vueltas.
Pero parecía que en lugar de resolver sus dilemas, cada vez iba enredándose más
en ellos.
Divisó a alguien en el interior
de la habitación. -¡Robert! –lo llamó antes si quiera de parar a pensarlo. El
Guardián salió a fuera y la miró de esa manera clínica, en busca de dolor, que
recientemente había adoptado con ella.
Usó esa maravillosa sonrisa
torcida, como si nada hubiese pasado. –Supuse que estarías en la sala de
música. Ningún otro lugar de la Academia tiene un piano y violín en la misma
habitación.
-Y la acústica.
-Ah, sí, la acústica y eso,
también –a Rob no le interesaba mucho aquellos temas, no tenía hobbies a parte
del de matar demonios y entrenarse para matar demonios. Pero le gustaba ver a
Lena tocar; era muy buena-. ¿Pero qué haces aquí afuera?
-Pensar.
Robert sabía perfectamente en
qué. Él también lo había intentado, pero acabó tan ofuscado que no le fue
posible si no desahogándose con los muñecos de prácticas del gimnasio.
De repente Robert se quitó su
chaqueta y la pasó sobre los hombros de la arquera, sorprendiéndola. –Hace
frío.
El rubor subió por las mejillas
de Lena mientras murmuraba su agradecimiento. Robert era un auténtico príncipe,
tanto en su comportamiento como en su esculpido aspecto. Estaba su cabeza
demasiado cerca del estómago de él, pensó algo aturullada mirando aquellos
abdominales que se marcaban bajo la camiseta. Lena no fue realmente consciente
de que había apoyado la frente en su vientre, hasta que éste contrajo los
músculos por la sorpresa.
Desde lo alto tan sólo pudo
observar su nuca entre el pelo quemado, no su expresión. Robert no se esperaba
aquella reacción tan atrevida por parte de la que fue siempre su amiga.
Recientemente su comportamiento estaba cambiando demasiado y Rob se sentía
raro, pero no era capaz de describir sus emociones; rara vez lo era.
Finalmente, haciendo de tripas
corazón, la apartó tomándola por los hombros y se sentó a su lado.
-¿Qué ocurre?
Lena ni levantó la vista ni
contestó.
-¿Alguien te ha hecho daño?
–volvió a inquirir, más alterado.
-No… en realidad me acaban de
ofrecer un gran favor… -se humedeció los labios. Robert observó el movimiento
como si se tratase de un extraño pájaro. Lena solía recordarle a aquellas
pequeñas aves cantoras, pero un ave con miedo a las alturas y a volar demasiado
alto, incluso de saltar sobre los árboles-. Lo siento, quería un abrazo y no…
Lo siento.
-Oh –un leve rubor se ocultó bajo
la tez morena de Robert. Al contrario de lo que muchos sospechaban, entre ellos
dos nunca había sucedido nada romántico ni ningún tipo de insinuación. Robert
tenía éxito con las mujeres y gustaba de jactarse de ello con sus amigos como una
prueba más de su grandiosidad. Lena era otro de esos amigos, otro hombre; así
la había tratado casi siempre: como a un compañero. Por eso se le hacía tan
raro, e incluso desagradable, pensar en ella como mujer. Cosas como que al
llegar la pubertad le hubiesen salido pechos, que llevara vestidos para las
fiestas, deseara la amistad con mujeres y su posible interés por otros hombres
en lo referente al amor… las había tratado como rarezas que era mejor ignorar
de su amigo. O eso había pensado siempre; que su malestar ante aquellos
pensamientos radicaba únicamente en la visión ambigua que tenía de ella. De
modo que, como con cualquiera de sus otros amigos y compañeros, nunca la había
abrazado, ni hablado sobre sus criterios de belleza masculina, ni cogerse de las
manos y mucho menos besado. NADA; unas palmadas en la espalda, algún puñetazo
suave y que corra el aire. Pensar en ella en otro sentido… estaba mal; lo evitaba como fuera.
Aunque no siempre.
-¿Te acuerdas?
Lena levantó la cabeza, irguiendo
también la espalda. -¿De qué?
-Cuando éramos aún estudiantes en
esta Academia… Yo… intenté besarte en este mismo porche. -Lena abrió el ojo
hasta que casi se le salió de la órbita, pálida y luego roja como un tomate. Lo
había olvidado por completo y de repente se sintió muy incómoda de que
estuvieran allí solos ellos dos. Rob agachó la cabeza, ligeramente ladeada, su
pelo le tapaba los amarillos ojos, mezclándose en la noche. Sólo brilló su
sonrisa torcida-. Te apartaste y saliste corriendo.
-Yo… siempre creí que fue uno de
tus experimentos… en aquella época querías demostrar que podías conseguir que
te besaran todas las chicas y…
-Sí, lo sé… -se apartó en
silencio, repentinamente más serio-. Puede que lo fueras –puede; nunca estuvo seguro si por aquella competición consigo mismo
o si fue por otros motivos, pero había querido besarla. Y ella salió corriendo. Por un momento entendió cómo debió de
sentirse la escoria demoniaca cuando le hizo lo mismo; la rabia e impotencia
sufridos. –Quería besarte –repitió en voz alta.
Las labios y manos de Lena
temblaron. –Y-yo quise que lo hicieras…
***
–Quería besarte…
–Y-yo quise que lo hicieras… pero
fui una cobarde y me fui, siempre me he arrepentido de haber sido tan estúpida.
Porque… me gustabas, mucho. Pero siempre tuve esa sensación en el pecho –se
llevó la mano directamente al medallón del brujo-, como si ya se lo hubiera
entregado a alguien, sentía que no poder amarte por completo sería como un
insulto hacia ti. Tú merecías una mujer de verdad capaz de darte todo su
corazón. Y yo no podía y no sabía por qué. De verdad que me gustabas –se quedó
sin aire- y creo que no dejé nunca de hacerlo.
Robert volvió a mirarla, el
brillo de sus ojos a través de la negra melena se le clavó a Lena entre las
costillas. De repente éste le rodeó los hombros con su musculoso brazo y se
inclinó hacia ella con los labios entreabiertos.
-¡Espera, no! -Lena lo empujó-.
No… Lo siento pero no puedo, lo siento, sé que merezco que me odies pero… Pero…
-las lágrimas quebraron su voz- es demasiada presión ahora mismo; no me pidáis
todos que elija ya. Todos queréis que elija, pero no es fácil. ¡Lo siento…!
–ocultó su rostro entre las manos. Era una decisión demasiado complicada. Por
un lado Alexander fue el primero en ganarse el puesto, sus sentimientos siempre
se mantuvieron aunque careciera del recuerdo que los engendraba, pero habían
pasado tantos años y él era… malvado. No estaba segura de si arriesgarse a
estar con él haría que la dulzura de su
Alec volviera a aquel despiadado ser. Pero salir con Alec… Nadie aprobaría
aquello, no se sentiría digna de volver a pisar su amada Orden; se convertiría
en una deshonra para todos. Y por el otro lado estaba Rob, quien llevaba
también muchos años allí soportando, a la espera, pero Lena seguía sintiendo
que no le merecía, como si ella fuera de una casta inferior que no mereciera el
honor de juntarse con alguien como él. Y debía casarse, el futuro de todos
dependía de ello; Lena no soportaría el estigma de ser “la otra”. Debe casarse con Nicole, la misma Nicole que
acaba de decirme que ama a Alec pero me lo deja para mí si me doy prisa; se
aturulló en su pensamiento.
Tal vez debiera renunciar a
ambos, pero se había visto en el espejo y en los ojos de los demás. Ella era
fea, cobarde, sin gracia ni inteligencia; se repitió en su fuero interno como
tantas otras veces. No entendía como dos hombres tan atractivos como aquellos
podían sentir interés en ella; era ilógico, ¿jugaba Dios con ella, era aquello
una prueba? ¿La tentaba? Semejante oportunidad no debería de habérsele ofrecido
nunca, dos mucho menos. Si la rechazaba ahora, no volvería a tenerla. Y si no
se daba prisa, tampoco.
Robert se levantó, el dolor se
reflejó en sus ojos. –Lo siento, no debí ponerte en esta situación… otra vez.
***
Pasó el tiempo, Lena no supo bien
cuanto, hasta que sus ojos se secaron. Ya no le quedaban más lágrimas por hoy.
-Parece que no tienes una buena
noche.
Lena se irguió, asustada. Allí
estaba él, subido a la barandilla de piedra junto a ella. No sabía cómo había
llegado, ni cuánto levaría allí, nunca lo sabía. Puede que incluso hubiera
escuchado la conversación entre Rob y ella; algo en su mirada le dijo que sí.
Alec la observaba desde arriba
como un cuervo de nariz recta. Solía encontrarle parecido con aquel animal,
salvo porque tenía la sonrisa de una hiena; ambos animales carroñeros y
demasiado astutos como para ser buenos. No llevaba el pijama de hospital,
advirtió, si no vaqueros y un jersey oscuro que remarcaba más aquella
apariencia. El pelo suelto le ondeaba alrededor de la cara; igual que con
Robert parecía fundirse con la noche de tan oscuro como era, pero en él siempre
era como si las sombras lo rodearan, abrazando su cuerpo, incluso a plena luz
del día. La única luz era el brillo enloquecido de aquellos ojos que la
escudriñaban, lo único que relataba el auténtico peligro de aquella
impasibilidad fingida. Alec siempre la asustó, incluso cuando eran niños.
Lena estaba tensa de nuevo,
esperando algún movimiento del demonio. Demonio;
se aterró al pensar; en aquel momento sólo se apreciaba la peor parte del
hibrido.
De repente bajó de la barandilla,
con la misma fluidez que si anduviera por terreno liso. Al parecer llevaba muy
bien la amputación de la pierna. Ella dio un respingo, pero se sintió mucho más
relajada cuando se apartó la metálica mirada de su cuerpo. Él siguió andando a
su alrededor, de nuevo Lena se encontró comparándolo con el ave que vuela en círculos
a la espera del último estertor de su presa.
Sus pesados parpados ocultaban
casi en su totalidad el color de sus iris, en aquella corriente expresión de
aburrida indiferencia. Al menos parecía menos enfadado que aquella tarde.
Cuando dijo que me amaba.
-Es tarde, supuse que estarías en
tu cuarto durmiendo –habló con tono bajo pero tan claro que inundó el balcón.
Era una trampa, algún tipo de anzuelo. Por inocente que pareciera el
comentario, Lena sabía que lo era; Alexander sólo gastaba saliva si sabía que
podría obtener algo. Un relámpago verde le tensó aún más la espalda a la
arquera cuando él fijó su atención en el sitio exacto en que se había sentado
Robert y luego en ella. Lo sabía, de alguna manera sabía que el Guardián había
estado allí con ella.
Un terror estúpido se apoderó de
sus entrañas: miedo a lo que pudiera pensar de ella. Entonces, como iluminada
por un haz de luz divina, entendió que Alexander hacía mucho tiempo que sabía
de sus sentimientos por Robert y posiblemente los de éste hacia ella. Demasiado astuto para ser bueno. Te sacaran
los ojos; pensó inconscientemente. Y sin embargo… lo encontraba aquel gesto
severo y malvado de su postura tan hipnótico y elegante que le daba un vuelco
el corazón.
-¿Qué tramas? –le espetó con una
valentía que desconocía tener.
La línea recta de su boca se
deformó en una sonrisa. -¿Yo? –preguntó divertido, esquivando la pregunta.
-Sí… -la voz se le volvió
trémula-. ¿Ha-as venido… por algo? ¿Aquí? –él se encogió de hombros
distraídamente; se aburría con rapidez de las personas, ella no era una
excepción.- Es tarde, supuse que estarías en tu cama, durmiendo –repitió sus
palabras lo que pareció divertirlo aún más. Te
sacaran los ojos y jugaran con ellos.
-No duermo mucho –contestó. De
repente estaba a su lado, a veces olvidaba que ahora él era más alto que ella,
y la obligó a estirar el cuello para mirarlo a la cara. En el lado derecho
destacaba la negra cicatriz, rodeada de la telaraña de venas que le dejó su
padre. Y en la izquierda presentaba el ojo amoratado y la ceja con puntos cuya
aparición Lena desconocía; dos puñetazos seguidos de Nicole. Pero a través de
aquello seguía viéndose su belleza digna de camafeo. Alexander parecía estar
siempre metido en tinglados y problemas, igual que parecía saber siempre todo lo que ocurría. La costumbre lo
hacía moverse por aquellos abruptos terrenos con comodidad, lo cual fascinaba a
Lena. A ella cualquier pequeño problema la paralizaba sin saber qué hacer, como
las ovejas que usan para que los lobos se las coman mientras las demás huyen;
envidiaba que Alexander lo controlara todo tan bien, hasta el último detalle.
-¿Por qué? –el aliento de ella
cayó sobre el cuello de Alexander.
-¿Tú qué crees?
-N-no sé.
La indiferencia volvió a
apoderarse de sus ojos. Dio media vuelta. Se iba. Ya se había vuelto a aburrir
de ella. La hacia sentir siempre tan prescindible… La angustia le creció, tenía
que hacer algo para que volviera a regalarle su atención.
-¡A-alexander!
La miró por encima del hombro.
-¿Sí?
Pero no tenía nada que decirle,
ella no tenía nada interesante que darle. Sólo su desesperación: -No te vayas.
-No me iba –la contestación fue
automática, sin ni siquiera pensarla. Lena aspiró tanto aire de golpe que por
poco no se asfixió con él-. Estaba esperando a que me dijeras algo.
-¿Algo?
Asintió. –Ajám.
-¿Algo como qué?
-Pues las tonterías y sandeces
que se suelen decir en momentos como estos, claro está.
Lena estaba completamente en
blanco, perdida. Por las cejas de Alec fue obvio que la consideraba estúpida
por no ver algo que para él era tan simple, y ni si quiera se molestó en
ocultárselo. Pero entonces suspiró quedamente, como si se dijera así mismo “qué
se le va a hacer, una idiota más”.
-Tú no ves muchas telenovelas,
¿verdad?
Lena negó. Ella no tenía tiempo
para aquellas cosas; ella no tenía habilidad natural y si no practicaba
diariamente con el arco... realmente no sería útil para nadie.
Alec frunció el ceño,
fulminándola. No quería explicárselo, fue evidente. –¿Prefieres las clases
prácticas o teóricas?
Pensó en su arco y en las
lecciones de violín: -Prácticas.
Alec asintió.
Tomó la cara de Lena con la mano
izquierda, la derecha tiró de las trabillas de sus vaqueros y luego se deslizó
al final de su espalda, pegando sus caderas a las de él. Cuando la arquera
quiso darse cuenta, una boca ajena se deslizaba en la suya. La impresión la
paralizó suficiente tiempo como para que él se apoderara de su cuerpo,
sosteniéndola y manejándola como un títere con cuerdas. Lena se sintió lo más
estúpido de la creación sin saber cómo moverse y reaccionar cuando él le
acarició placenteramente los labios con sus colmillos.
Cuando Alec se alejó, ella estaba
jadeante, temblorosa y ojiplática.
-¿Suficiente explicación?
–murmuró su tórrido alieno contra la mejilla de Lena, obligándola a cerrar los
ojos y agarrarse a su jersey para no caer.
-Voy a ir al Infierno.
Alec soltó una sentida carcajada.
-Ya somos dos.
Alaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarbueno, ahora tengo todo mucho más claro 8D
Lena tiene que quedarse con Alec, no con Rob.
Conste que con Rob me parece la cosa más mona y adorable del mundo*-*♥ pero es que con Aleeeec...en este capítuloooo....OHDIOSMIO SALTABAN CHISPAS!!!!
LA BESO.
LA BESO.
LA BESOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO Y ELLA NO HIZO NADA PARA APARTARSE MUHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA ¡¡¡¡LO QUIERE!!!! Ademas tiene morbo, eso del amor prohibido e_e ¡AL INFIERNO EVERYBODY! 8D
¡¡¡¡LENA, AHIJADICA MIA, A POR ALEC, QUE ES TU AMOR VERDADERO!!!!! :'D *Gritando y soltando kyaaas* AYMAMAÍTA T_T
Rob es un maldito príncipe. *Lo ama* *_______________________*
POR FAVOR ES PERFECTO LO AMO ;_; ¡¡¡¡¡ROBEEEEEEEEEEEEERRRRRRRTTTTTTT!!!!! <333333
Ahhh, Lenica-guarrilla cuando miró los abdominales grrrrr e_e (yo tambien lo haria JAJAJAJAJAJAJJAJA)
Este es mi capítulo favorito, decidido :'D
AHORA TIENEN QUE ESTAR JUNTOS DDDDDD: NO HAGAS COSAS MALIGNAS PARA SEPARAR A ALEQUITO DE LENICA. ¿VALE? DDDDDDDDDD: ♥
xD Ale, tu madrina HA HABLADO, Lena *empujándola hacia el destino*
EliminarLena: Qu-qué?
Supervisora: Ahora no te nos hagas la tonta, jujuju *codazo,codazo*
Y Rob, hummmmm, si quieres consolarlo tú, Gaby.... xD
Of, course, el que no mira teniendo esa escultura en frete es que es idiota!!!
Vayamos de excursión al infierno!! *bailando conga*
SI POR DIOS YO LO CONSUELO YO LO CONSUELO *________________* ♥
EliminarAlena es una realidad, aiisshhhh.
Yo creo que Lena saca su lado bueno y tierno y eso es demasiado moeee~~♥
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me esta dando algo !!!!!!!!! la beso !!!!!!!!!!! aaaaaaaaaa !!!!
ResponderEliminarno pegan ni con cola dios , es q es tan inocente, y encima lo que piensa... que te sacrara los ojos ...siiiiiiiiiiii a tiiiiiiiiiii inutiiiiil pfffff
tio no, no ,no ,que no qiero q tengan nada........ alec es como es, y ella no lo qiere como tal, qiere q sea mas bueno y todo ese rollo, ademas ni siquiera lo comprende y mi Nicole si......hablando de nicole.. no ha salido nada en este capi ¬¬
de verdad q me esta dando algo....
que acabe Lena con Rob tanto principe que dice que es......
como en el siguiente no lo compenses te matooooo de verdad que voy y te matooooo
no tarde en subir necesito mas jajajajajaj
un beso ;)
O_O Ha sido como si las palabras salieran de Flor; SATANAS QUÉ COMPENETRACIÓN!!!
EliminarAy, qué mona, se agraden los despidos con amor; para tí otro ;)
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ostia putaaaaaaaaaaaaaa! ya era hora joder! ahora estoy gritando internamente! XD Jo-der!
ResponderEliminarLena cariño un poquito de merengue al cuerpo te haría ver las cosas de otra forma y como por lo que parece de repente los vas catando a todos nena! XD
rimero el casi-magreo, casi-beso con Rob el príncipe de las montañas (iba a decir de los pantanos pero no me acababa de convencer vete tu a saber porque XD)
Dios me siento frustrada! XD Porque?!?! AL infierno todos! Donde se toma número para eso?? Que si Lena no quiere me voy yo con Alec aijjjjj e//////e ese malote lo quiero yo "Guapo, dime tu nombre y te pido para Reyes" ¿En que momento mi mente ha empezado a desvariar de esta extraña manera? XD Aijj me frustro! quiero tema entre ellos ya! te juro que se me sale el corazón por la boca XD Por favor! Lena déjate llevar por lo que más quieras anda que me iba a estar con remilgos yo XD Bufff estas que si!! Ni Rober ni Nicole que se vayan ellos a las Bahamas y Alec y Lena al infierno a pecar como si no hubiera mañana XD aijj mi niño-cuervo sexy XD
Ma-ta-me XD
Tuya en el fanatismo, Gamba Girl (cada día más enamorada del vicioso Alec x3)