miércoles, 31 de agosto de 2011

Encantamiento 42: poner el mundo patas arriba, curo intensivo de 30 días.


La gasolina se nos acabó a la hora, ya que la Cucaracha había olvidado rellenar el depósito de gasolina cuando salió o al menos coger algún vehículo menos vacío. Resulta que la moto era de Robert; se la había “cogido prestada” a nuestro “queridísimo héroe”. Pero por suerte, nos habíamos alejado mucho de los vampiros y a mí me había dado tiempo a emplear gran cantidad de mis fuerzas en ocultar nuestro rastro.
-Bueno, al menos he venido –me replicó para evitar que me siguiera metiendo con ella.
-¿Sabe alguien que estás aquí? –mi móvil había desaparecido en uno de tantos tumbos (mierda, mierda, ahora tenían un objeto mío con el que poder rastrearme) y la Cucaracha no llevaba el suyo.
-C.Lence; ella me dijo que te llamara y que si no contestabas es que unos zombis estaban a punto de matarte –¡me cago en la ostia puta, fue por culpa de C.Lence que ella me llamara y los vampiros me descubrieran, para empezar! Voy a matar a esa desteñida… Pero por el momento oculté mi ira asesina poniendo cara de póquer–. En la casa no había nadie más –Gigi y Campbell no es que cuenten mucho sobre todo para estas cosas aunque no tenían permiso para salir del islote.
La miré de refilón, aún le temblaban los hombros y los nudillos se le habían puesto blancos de apretar con tanta fuerza el casco de la moto contra su pecho. Sabía que Nicole había estado entrenando en combate y puntería durante estas semanas, un poco como una excusa del-que-se-hace-el-héroe para pasar tiempo con ella. Pero seguía estando muy verde. Aunque ella intentara disimularlo, disparar a aquellos zombis le había afectado mucho (supongo que les encontrara parecido con los humanos con los que ella vive y esas cosas).
Resoplé.
-Genial. Gracias por esa entrada tan… dramática –me reí sin ganas; mi nivel de adrenalina se estaba desplomando bajo mínimos-. Revisa primero que no tengas cortes ni hayas tragado sangre de zombi – si tus fluidos entran en contacto con los del zombie, te infectas y te pasa lo mismo que a él (la típica mordedura que aparece en pantalla, aunque existen muchos otros métodos como por heridas abiertas (de ahí que los vampiros llevaran ese hermético traje)). La otra opción cuando te atrapa uno de esos bichos es que se te coma toda la carne, en ese caso se vuelve inviable la conversión por motivos obvios (no hay nada que vuelva a tirar del cuerpo).
Empecé a desabrocharme los pantalones.
-¿¡Quieres que me desnude en mitad de este secarral… y contigo delante!? –protestó con la voz pastosa, de repente parecía muy ofendida. Chasqueé la lengua con gesto cansino; al menos la Cucaracha no llevaba sangre alrededor de la boca, que si no, no hubiera dudado en abrirle la cabeza con la culata de la carabina o de atropellarla para quitarme posibles problemas.
Me giré sin prestarle atención y tuvo que conformarse con esa escasa intimidad. Si en esta última semana no había tenido tiempo ni para mí con tanto trabajo, para tratar temas de amoríos ya ni hablamos; así que las cosas no habían cambiado mucho desde entonces: igual de mal y de liosas. Con Lena (Encantamiento 36) reconozco que me porté mal, aunque no me arrepiento lo más mínimo. No sé si le habrá importado o cómo se encuentran las cosas entre nosotros ahora mismo porque tampoco la he vuelto a ver. De alguna forma, darme cuenta de que mis posibilidades eran nulas… era agradable: hacía que doliera menos la esperanza. Y con Nicole, otro tanto de lo mismo… Ella no había dicho nada a nadie; de hecho seguía comportándose con el-que-se-hace-el-héroe como si no hubiera pasado nada (parece ser que siguió mi consejo de calmarse y pensar con calma cómo vengarse); aunque se la notaba un poco más distante con todos los Guardianes, eso sí. De modo que solo C.Lence sabía lo que habíamos escuchado a escondidas y prefería que siguiera así.
Quizá tendría que haber pensado una forma de responder y no quedarme allí de pie mientras me besaba. Sí, gente, no hice nada; ni me aparté, ni colaboré… Nada (PATÉTICO; esto es divino de la muerte, ya no soy solo penoso delante de Lena).
En el estado en que se encontraba ella en ese preciso momento, hasta que me besara era una posibilidad que tuve en cuenta; pero prácticamente la había descartado y me había centrado en buscar respuestas a cosas un poco más probables. Normalmente (8’75 de cada 10 veces, que no es mala proporción…) lo del orden de prioridades acierta, pero siempre hay algún que otro lapsus; el truco está en conseguir enmendarlo o adaptarte al nuevo curso de acontecimiento, lo que sea más provechoso.
Pero se suponía que no me podía ni ver… ¿Iba en serio lo que dijo? Porque lo que insinuó es que dejó de gustarle su novio (ya exnovio) Kevin porque se enamoró de mí (nos conocimos cuando ellos aún “vivían felizmente enamorados”). A lo mejor es que es masoca, porque con la de putadas que le he hecho…
¿Debería hablarlo con ella ahora que podía? No había tenido tiempo de planear mi estrategia, quizá no fuera muy recomendable. Si era verdad tal vez me fuera provechoso: podría presionarla para que hiciera lo que yo quisiera. Pero al mismo tiempo resultaba un incordio; sobre todo cuando se desenamorara (nadie ha aguantado mucho tiempo enamorado de mí; no soy de los que siguen el juego si no tienen ganas y acaban decepcionándose). O también podía ser mentira, porque parece que con todo lo que está pasando (que tiene a un ser mágico con el que poder hablar dentro de la cabeza) se ha quedado medio desequilibrada y el beso pudo ser simplemente un arranque producto de la confusión, el cansancio y los sentimientos heridos… En ambos casos, hubiera mentido o no, sabía que Nicole negaría lo que dijo y lo que hizo; empezaría intentando excusarse, luego se rebotaría y acabaría gritándome que me odiaba y que era un ser asqueroso del que jamás alguien podría enamorarse… Predecible.
Miré el horizonte y presté atención a las esencias que arrastraba el aire, permitiendo a mis sentidos actuar en todo su potencial.
-Por allí se llega a la ciudad -concluí. No era nuestra ciudad, pero se sentía perfectamente el aura a humanidad (fritangas, fétidas cloacas y coches) y a fábricas industriales.
-¿Y tú cómo lo sabes? –preguntó de malas pulgas. Al parecer ella no se daba cuenta de ese tipo de cosas que a mí me resultaban tan obvias, seguía teniendo instintos de humana (vamos, casi nulos).
-¿Tienes una idea mejor?
Resopló y se levantó de la moto.
-Podrías teletransportarnos hasta allí.
-Ja, sí, como es tan fácil teletransportarse –me burlé también un poco molesto. Para teletransportar algo se necesitaban mil-y-pico círculos y hechizos para que no se te quedara nada por el camino; ni siquiera los portales fijos (que deben pasar regulares controles de mantenimiento según las leyes) eran del todo seguros en ese respecto.
Bueno, ahora tocaba empujar la moto (Nicole se queja, pero bien que estoy usando mi magia para mover el trasto este porque ella olvido revisar el depósito antes de trincarla del garaje) hasta que llegáramos a algún sitio civilizado.
-Odio esta sensación –murmuró Nicole abrazándose el cuerpo para protegerse del frío, el aire salía de su boca en forma de grandes bolas de vaho. Sus ojos se movieron nerviosos, sin saber si preguntarme algo o dejarlo correr. Sabía que no iba a hacer esa pregunta.
Fruncí el ceño mirando el cielo encapotado de la noche. Parecía mentira que ya estuviéramos a mediados de octubre, como si todo lo ocurrido en este mes (sí, ya llevo casi un mes con los Guardianes, increíble) me hubiera hecho olvidar el paso del tiempo. Recuerdo perfectamente que el frío se había metido de una manera que daba miedo a pesar de que no habíamos hecho más que salir del verano. En poco menos de una semana las temperaturas habían bajado en picado y por las noches ya helaba; este amenazaba con ser el peor invierno de los tres últimos siglos.
Pero no era solo eso; Nicole tenía razón. Desde hacía unos días el aire tenía un olor raro allá a donde fueras que no tenía nada que ver con el hedor de los zombis que nos manchaba la ropa. Era un olor como a artificial y a viejo que te arañaba el esófago y te ponía la piel de gallina. Incluso los poco perceptivos humanos y Guardianes se daban cuenta de ello.
Supongo que no sería mal momento para intentar explicar todos esos chanchullos que han puesto el mundo patas arriba durante los últimos treinta días (que llevo dos capítulos posponiéndolo y esto no es seriedad). Ya dije que las circunstancias habían obligado a los Guardianes a ser más flexibles conmigo y ahora me dejaban ir sin esposas en las misiones (y por el momento me estoy comportando, esperando el momento de que esto me sea realmente útil) y es que el panorama estaba realmente mal. No había día en que no aparecieran imágenes del dragón o que no hubiera algún debate súper mediático en todos los canales; ya solo hablaban concretamente de terrorismo y/o del fin del mundo, y no iban muy desencaminados…
Y no se quedo ahí, siguió empeorando. Las cosas siempre van a peor…
Un notable gestor de la bolsa de Nueva York (un demonio que se dedicaba a blanquear el dinero conseguido por las Mafias mágicas para obtener su comisión) apareció una madrugada crucificado bocabajo, lleno de laceraciones y completamente desnudo a la entrada de sus oficinas con sus cuernos rizados perfectamente visibles sobre la cabeza. Era bastante famoso y tenía su prestigio, por eso había sido un suceso tan sonado. La gente estaba alucinando con la crucifixión, los cuernos, las heridas… Y eso que no entendían (pues estaba en demoniaco) lo que habían escrito con sangre sobre éste: “Cuando las Puertas del Infierno se abran, no habrá más ley que la nuestra”. Y quien dice “ley” también podría referirse a “condiciones”.
Las banshees (espíritus que adoptan la forma de mujeres andrajosas y esqueléticas, quienes no acostumbran a mezclarse con otros demonios o humanos salvo para avisar de la muerte próxima de algún ser cercano a través de los sueños o apariciones en lugares de paso) ya no se ocultaban y te las encontrabas casi por cualquier camino, incluso en mitad de la ciudad, con sus túnicas desgarras y gemidos llorosos, sin cuidarse de los ojos de ningún humano. Y, por lo que me llegaba, lo hacían en todos los países (menos mal que las cámaras no las grababan, porque ya se estaba montando una paranoia tremenda en las redes sociales). Pero que hicieran esas cosas siendo espíritus que avecinan la muerte… decir preocupante es poco.
Y en Irlanda (el sitio con mayor índice de mágicos por kilometro cuadrado y la principal cuna de estos seres, pues allí se encontraban las Puertas del Infierno y recuerdo que las mayor parte de demonios de esta dimensión son Repudiados del Infierno) un grupo radical estaba haciendo estragos y amenazaba con obtener el poder en las próximas elecciones o dar un Golpe de Estado si no lo lograban. Se hacían llamar “Sgaret na’edna”, en demoniaco: “Libertadores de la magia” (o parecido). Sospechaba que los Seamair y Cristofino debían estar en lo más alto de este movimiento, aunque de momento solo estaban enardeciendo a las minorías mágicas para sacarlas de ese estado de miedo silencioso creando un poco el caos.
Pero no creáis, los humanos también estaban formando barullo; no entendían, se enfadaban y pedían explicaciones (y no siempre pacíficamente, que digamos; no eran todos como los del 15-M).
Y todo esto no eran más que filtraciones que no habían logrado mantener ocultas los gobiernos y de las que se habían hecho eco los medios. Los Guardianes apenas me contaban nada, pero estaba claro que pasaba más de lo que me decían o aparecía en televisión. Por no hablar de que Halloween estaba a la vuelta de la esquina y no se sabía si la gente entraría en histeria colectiva o se crearía una súper moda con todo lo que estaba pasando.
Ah, sí, y los Guardianes… puf, estaban histéricos perdi’os. Muchos se habían ido a la isla celta para reforzar los efectivos, así que por aquí, en cuanto había el más mínimo atisbo de problemas en su zona de responsabilidad, los jefes nos mandaban a pararla de raíz. Aunque lo cierto es que con el miedo que había, muchos demonios no se atrevían ni a salir de sus casa.
Ya dije que las cosas estaban mal (mis preciosos miniresúmenes de un capitulo cada uno son la ostia, ¿o no?). El Secreto se había descubierto; no faltaba mucho para que todos se dieran cuenta de ello. En el mundo mágico todos sabían que algo se avecinaba, pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta.  Había miedo, como si el no hablar de ello lo hiciera menos real.
De este modo el clima de inquietud se extendía igual que el invierno adelantado, silencioso e imparablemente.
Y yo menos que nadie sabía bien cómo reaccionar, era algo completamente nuevo. Tenía la sensación de que no solo el mundo a escala internacional estaba hecho un lio; así que no me sentía con mucho derecho para opinar. Pero tenía el fuerte presentimiento, casi como si lo viera, de que en poco tiempo estaría luchando en la guerra.
Ojalá me hubiera equivocado.

4 comentarios:

  1. Que fuerte! Pasa eso en la vida real y el porcentaje de suicidios por miedo del apocalipsis sube en un 90%!
    guerra.....creo que me lo imaginaba desde un principio.
    eSta genial!
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Hahahah Pues sí, Yary tiene razón: Me pasa a mí y me muero. Pero bueno, vamos con lo importante: el súper resumen me ha venido genial. (Si creías que lo importante era el capítulo en sí.. Pues lo era, pero tengo mucho ego y prefiero hablar de mi misma xD) Pues eso, que has sido un capítulo muy didáctico y educativo ^^ Sobre todo para la gentuza que, como yo, se engancha a la historia en el Encantamiento 758.
    Besos! (:

    ResponderEliminar
  3. Muy bueno! y estoy con Yary y Sondra... pasa esto ahora y vamos... parda no se lia, lo siguiente! la población descendería mas del 75% y seguro que me quedo corta.
    Y si, tus resumenes son de lo mejorcito =P
    Un abrazo!!!

    ResponderEliminar
  4. Madre mia! el apocalipsis se va a quedar corto para lo que puede pasar con tantos seres mágicos de por medio! Pobre alec! ánimo que tu puedes vencer!! *w*

    ResponderEliminar