domingo, 9 de enero de 2011

Encantamiento 1, part 1: Mi segundo nombre debería ser Surrealista.




Muy buenas, bienvenidos a “Memorias del Brujo”… ¿Cómo? ¿Qué no es así? No me vengas ahora con cambios. ¿No quedamos en que…? ¿¡Cutre!? ¡Este título no es cutre! A ver, ¿cómo es el nuevo? “El medallón del brujo”… ¿¡Y eso no es cutre!? ¡Es horrible, una ful! Mira, dejémoslo, pero que conste que ya me has jodido la presentación entérica.

Me llamo Alec, soy un brujo (¿Veis? Queda cutre), es decir, un híbrido entre humanos y demonios (sí, mi padre se tiro a un demonio, ¿contentos?). Al ser un hibrido, no soy ni lo uno ni lo otro, sino una combinación. Para los cortitos de mente: hago cosas de demonios y de humanos, esto tiene sus ventajas y sus pegas; pero lo que más puede interesarnos es que tengo poderes mágicos.
Aish, no sé qué decir, estas cosas no son para mí… Pues… Mi cumpleaños es el 2 de septiembre, soy Virgo, pelo negro, ojos de un increíble verde oscuro, metro setenta y siete, esbelto y fibroso, mi color preferido es el verde desde que leí “La asquerosa vida de Rose Darling” (y por qué le pega a mis ojos, eso sobretodo), me encanta meter paréntesis (creo que ya se nota), estoy abierto a toda clase de relaciones (siempre y cuando no me lleven al compromiso), mi número de teléfono es… Ey, ¿y ahora qué pasa? ¿Qué no puedo dar mi número de teléfono? ¿Y mi dirección de correo electrónico? ¿¡Tampoco!? ¿Y cómo se supone que voy a ligar con los lectores entonces? ¿Qué no he venido a eso? ¡Por supuesto que he venido a eso, majara! Y a que me financien mi próxima escapada a Tokio. Esas cosas cuestan, ¿sabes? ¿Qué me busque un trabajo? Para tu información camelarme a la gente para que me de dinero es uno de mis trabajos a jornada completa.
Bueno, discusiones con mi supervisora de la historia (estúpida, para la segunda parte no te contrato) a parte, supongo que ya que soy el prota de la COSA ésta, tendré que contaros algo interesante para que me sigáis leyendo.
Sinceramente la verdad es que no sé bien en qué momento empezó a formarse toda la historia en la que me vi metido, já, posiblemente muchos siglos antes de mi nacimiento. Pero me temó que mi posición de escaso poder me mantuvo en la inopia de este entramado, a pesar de que estaba predicha mi intervención, hasta poco tiempo antes de mi dieciocho cumpleaños. Supongo que si tuviera que elegir un momento para indicar cuándo caí en aquel circulo vicioso sería en la noche del 7 de Junio, en la iglesia de los Marianicos de su Señor (asco nombre que se buscaron).
Aún me acuerdo de esa noche. Mi cliente estaba tras de mí, aguardando. Llevaba capucha y pasamontañas, no daba su nombre por más que lo preguntara, pero pagaba bien. Este es el tipo de cliente que más me frecuenta. Por lo general quieren hacer cosas oscuras (y que si el gobierno conociera, fijo que daba por ilegales) en busca de su propio beneficio y como ellos no tienen forma para hacerlo por sí mismos contratan los servicios de un brujo como el menda (y yo, como necesito dinero, acepto).
La vieja iglesia románica era fea con ganas. Os ahorrare detalles porque la verdad es que intenté no mirarla demasiado. Solo había siete ventanucos del tamaño de mi cabeza en lo alto de las paredes y encima cerradas. Olía a agua estancada y a cerrado mezclado con el incienso de las misas. En realidad he estado en ciénagas con mejor olor.
Si quieres hacer algo relacionado con los demonios, irónicamente, el mejor lugar para hacerlo son los sitios sagrados.
Yo ya me había encargado de ponerlo todo en su sitio apartando el altar (un simple encantamiento de levitación) y dibujando con sal un círculo con una estrella de cinco puntas en medio (tengo mucho arte para las manualidades, una habilidad básica para ser brujo). Los círculos se usan para muchas cosas, pero lo más generalizado en su uso es la invocación. Una vela negra (el color de las velas depende de a lo que quieras invocar: espectros, demonios, personas vivas…) en cada una de las puntas de la estrella.
Yo recitaba sin demasiadas ganas. Hablaba en demoníaco, una lengua extraña que aunque nunca me habían enseñado sabía hablar de nacimiento. Esa lengua mágica estaba grabada en mi sangre y en la de todos los seres que como yo, provenían al menos en una parte del infierno. Aquella lengua era uno de los pocos regalos que mi madre me había dejado antes de desaparecer. Se me formó un nudo en la garganta al pensar en ella. Nunca llegué a conocerla en persona pero aun así… Mirad, voy a ponerme ñoño así que dejamos esto de momento.
No hay ganas de haceros la traducción del demoníaco al español así que ni pienso intentarlo. Lo que sí os diré es que estaba invocando a un demonio.
Las velas se encendieron de golpe. Mi cliente se estremeció, el suelo estaba temblando. Seguí con la cantinela. El aire se espesó volviéndose en jirones negros. El humo se concentro en mitad del círculo. El ruido del aire parecían gritos y en cierto modo lo eran. Estaba abriendo un agujero entre este y el otro mundo y las almas encadenadas entre ellos aprovechaban para moverse por el nuevo espacio (es que las pobre, encima de estar condenadas, las obligan a quedarse allí abajo hacinadas; si yo fuera una de ellas también gritaría de esa manera). Mi cliente se encogió sobre sí mismo. Cagado. Tuve que reprimir una sonrisa. Sin duda ésta debía de ser su primera invocación, pobre, ¡si esto es lo más light que te puedes encontrar!
El humo empezó a adoptar la forma de una persona, exceptuando que lo primero que se formo de todo fueron unos cuernos, puntiagudos y retorcidos, sobre la cabeza.
El demonio era poquilla cosa. Que si dos metros de estatura,  que si totalmente negro sin rasgos ni nada de nada excepto los ojos, que resaltaban especialmente por ser rojos. Un demonio de las sombras. Si cierra los ojos es imposible que lo veas en la oscuridad. Nada emocionante desde mi punto de vista.
-¿Para qué se me invoca? –la voz era de ultratumba, resonó por toda la capilla y volvió a nosotros en forma de eco. Mi cliente tiritaba clavado en su sitio. De nuevo, esto no es nada comparado con lo que he visto. Una vez invoqué a uno que se presento con todo su Mar Muerto en la habitación del motel en el que estaba; la de explicaciones que tuve que dar…
Hice una reverencia. Puede que sólo fuera un demonio de las sombras, pero es que en su escala los brujos (sucios despojos resultado del acto tabú de la hibridación) estábamos al mismo nivel que las cucarachas. Si no los respetas podías acabar condenado a vivir con la cabeza segmentada del cuerpo el resto de tus días (y eso es una asquerosidad cuando estornudan).
-Soy un mero brujo, que os llama a vos, ser de las sombras Ingdias, siendo las manos de aquí mi amo (temporal) –dirigí la atención hacía el cliente. Que quede claro, las represarías todas ellas para el humano ése, que yo aquí solo me pagan para invocar.
-De acuerdo, gran brujo, gracias por tu labor –Me quedé un tanto impresionado con que me llamará “gran brujo”. Puede que sea un cutre demonio de las sombras, pero cree que soy gran brujo (imagino que quiere decir que soy mejor que la mayoría de brujos,  a pesar de no ser... sí, eso, porque en este mundo no hay titulitos de esos). Reprimí mi creciente “felicidad” (ego/arrogancia; suena mejor felicidad pero en realidad no es eso).
-Es mi trabajo, mi señor. A vuestro servicio, siempre que queráis –y me recompenséis con algo.
Yo tuve que hacer de traductor entre los dos, a pesar de las pocas ganas que tenía de ello y de lo oxidado que estaba mi inglés. Me aburría. El cliente quería conseguirr algo, a saber el qué, y el demonio no paraba de repetirle que nanai.
Por mí me iría, pero tenía que quedarme cerca a la fuerza para que el círculo no desapareciera y el demonio en cuestión no pudiese andar por la tierra a sus anchas trayendo consigo la destrucción y todas esas cosas que es mejor que no pasen.
Todo muy aburrido. No era más que otra invocación del montón. Pronto acabaría y podría irme al Trébol de las Cuatro Hojas (local en el que vivo y trabajo) y comerme un par de magdalenas caseras.
Pero el cliente habló de que tenía que salvarse de lo que estaba predichó y el demonio puso cara rara, no tenia ni idea de lo que le hablaba. Se lo expliqué al cliente y empezó a gritarnos, completamente histérico. El muy capullo tenía acento ruso y no entendía nada.
-¿Qué, cómo que no-sé-qué de morir todos? ¿Qué se va a abrir… el qué? Sí, sí, Infierno, ¿qué coño pasa con el Infierno? –me estaba poniendo ligeramente de los nervios su reacción; aquel es militar de la KJB no me había parecido que fuera de los que se ponen a lloriquear si no era por algo realmente grave.
Le enganché de la casaca para mandarlo callar. El demonio no hacía más que espetarme que le respondiera que qué estaba pasando, que qué era lo que se había predicho; lo mismo quería yo entender.
-Oh, no; ya van a llegar –dijo el ruso fijándose repentinamente en su reloj de muñeca.
-¿Quiénes?
Las puertas se vinieron abajo. 
Me volví llenó de alarma (a los pobres Marianicos no les va a gustar eso). 

5 comentarios:

  1. Aquí estoy!!! Lo prometido es deuda, y aunque soy lenta como yo sola (expresión a la que no le veo mucho sentido), tenía que cumplir con mi palabra.
    Veamos... Ya ni me acuerdo hace cuanto leí esto, pero sigue haciéndome reir. ^^ Como supongo que te diría aquella lejana vez que te comenté por tuenti, me gusta la forma informal (irónico, eh) en que está escrito. Alec es tan... él que dan ganas de achucharlo. jaja Yo también AMO los paréntesis. xD
    Bueno, que me encanta y que me voy a leer el capítulo siguiente.
    PD: creo que vi un par de fallos ortográficos, tres o cuatro. Los típicos de escribir rápido. Pero nada malo reseñable. :)

    ResponderEliminar
  2. Genialisisisisisi(muchos -si)simo!!
    Como ves, esta tarde me aburro mucho (es la típica tarde de verano en la que sólo te entretiene mirar las moscas) así que me he propuesto ponerme al día con tu blog y comentarte en todos y cada uno de los capítulos lo genial que te quedó!

    ResponderEliminar
  3. Tienes un jerbo al que llamaras Cristofino, usas paréntesis y me piensas comentar en todos... CREO QUE YA TE ADORO XD

    ResponderEliminar
  4. Es que soy zúper adorable, adorabilisisima!
    Es por eso que mis padres aún no me han tirado a la calle,.. aunque también puede que sea porque necesitan a alguien que limpie la casa... no sé, el caso es que me aguantan por algo :P

    ResponderEliminar
  5. ajajajaja lo mejorsito señore!! prometo leer el resto de capítulos porque vamos... me ha enganchado en el primer capitulo asinque seguire leyendo... pero ahora no! que me voi al partidito del Barsa Sevilla (yo sevillista e.e)

    besucos

    xDestinyadministrationx

    ResponderEliminar