martes, 23 de julio de 2013

ESPECIAL: Just dance

//Hola a todos, soy la Supervisora. He de informaros que, lamentablemente, el tuenti de lec ha sido denunciado. Lo reabriré, pero no sé cuando. Disculpad las molestias y disfrrutad del capítulo//


El baile se celebraba en el palacio de Saint Bleck, como desde hacía 300 años. Los pasillos eran largos y altos, repletos de lámparas de cristal y estatuas. Los salones, inmensos y con las paredes forradas de espejos ligeramente dorados. Todo un ejemplo de un castillo francés como el del Rey Sol, sin duda, pero más pequeño y más modesto.
Robert salió huyendo de la música de vals con la excusa de engominarse el pelo para que quedara perfectamente hacia atrás. Como era propio en él, había desechado la corbata para poder llevar abiertos los primeros botones de la camisa. Sabía lo atractivo y elegante que se veía aunque aborrecía preocuparse por su cuidado. Él siempre exudaba hombría sin proponérselo, era parte de su naturaleza. Pero aquella noche no se sentía demasiado fuera de sí como otros años. En su cabeza no había expectativas de pasarlo bien; todo lo contrario: rezaba porque aquella reunión transcurriese rápido. Lo más veloz posible, por favor.
-¿Robert? –escuchó la suave voz de Lena-. Hola, al fin te encuentro… Llevo la noche buscándote a ti… y Colyn…
-¿Y eso? –La noche no le iba bien y no pudo ocultarlo en su tono, demasiado brusco. Pero no quería pagarlo con su amiga. Se apartó del espejo para verla acercarse.
-Ah, no, no… Sólo para veros, nada más… Saber si estabais…–le sonrió la arquera.
-¿Te has cortado el pelo?
-S-sí –se apartó un mechón de la cara mostrando el nuevo parche de cuero. Las puntas quemadas con un lado más largo que otro habían dado paso a una forma simétrica, ovalada y muy redondeada en las puntas. Se veía reluciente y suave como el satén, aunque un tanto apelmazado, debido a la cantidad productos de peluquería que llevaba encima, nada que ver con lo quebradizo que estaba y las puntas abiertas de antes-. Estaba muy mal… me pareció una buena excusa para hacerlo… ¿Qué tal? Nunca lo había llevado así, ¿muy corto?
-Te queda bien. Pareces más femenina.
Aunque no era solo el pelo lo que daba esa impresión. Llevaba rímel en las pestañas, brillo de labios y el colorete sobresalía sobre el rojo de sus mejillas. Llevaba un vestido azul pastel con estampado de tulipanes recto y ceñido hasta la cintura, desde donde caía con un abundante vuelo ocultando su fala de caderas o que su cintura era más bien ancha. Y aunque los finos tirantes no hacían mucho bien con unos hombros tan musculados como los que tenía la arquera, se le veía un buen escote al juntarle y apretarle los pechos como un corsé. Nunca la había visto tan arreglada, tan vistosa.
Por un lado no pudo evitar comérsela con los ojos. Pero por otro sintió algo oscuro y amargo retorciéndose en la boca de su estómago. Al no saber ni por dónde analizar esos retortijones, apartó la mirada y se centró en cualquier otra cosa, como ponerse la americana.
Habían quedado como amigos, otra vez. Como si aquel intento de beso no hubiese pasado nunca. Otra vez. Pero a Rob había algo en aquello que no le gustaba nada. Algo, no sabía el qué, estaba equivocado. ¿Era él quién había errado al no insistir más? ¿Insistió antes de tiempo? ¿La equivocada era ella?
No quería darle más vueltas; lo suyo era actuar, no pensar. Y puesto que con Lena no iba a hacer nada… -¿Cómo estás?
-¿Eh? –Lena siempre se distraía con facilidad.
-Pregunto si ya estás mejor… con lo de tu padre, los recuerdos y tal –fue un pelín rudo sin proponérselo. Él sí que estaba convencido de que Lena tardaría mucho en pisar una fiesta; si antes no le gustaban…
-Ah, bueno. Sí –Lena agachó la mirada-. Bastante mejor… Estoy bien, no te preocupes –su voz era alegre, algo muy raro. El tema solía ponerla mal, pero en aquella ocasión apenas sucedió-. La verdad es que soy feliz –se le escapó una risilla tonta y muy sincera-. Muy feliz…
-¿Ha sucedido algo? –el mundo de Rob se iba al Infierno y Lena parecía rebosante de seguridad y entusiasmo, ¿qué es lo que estaba pasando aquí?
-Pues…
No pudieron terminar la conversación. La misma puerta por dónde había salido Lena se volvió a abrir.
-¿Lena?
-¡Ah, hola, ya voy! –se le escapó un pequeño gallo de pura emoción. El color le subió por toda la cara al mismo tiempo que daba un respingo.
Robert se sintió impactado por su reacción y no se fijó en quién la provocaba hasta que estuvo casi a su lado.
Al principio no pudo reconocerlo.
 Alec, ignorando a Robert de pleno, se giró en redondo y sonrió de esa manera espléndida y perfecta que dejaba sin aliento al tiempo que le tomaba la mano a Lena.
Ese pequeño gesto para Rob fue como si el híbrido le propinase una patada en el estómago. Pero lo que más dolió fue la mirada cohibida de la arquera. Alec se dio cuenta y sin duda se regocijó en su malestar.
-¿Esta era la sorpresa? –Alec la miró de arriba abajo, pero, al contrario que Robert, fue una mirada tan analítica y fría que parecía estar ojeando un periódico. Aquello repateó a Robert aún más, pero se contuvo de golpearle.
Ella estaba cabizbaja, temblando de nervios y con una mirada aterrada en el rostro. Sería hasta ridícula de no ser porque era sincera.
¿Qué puñetas estaba pasando? ¿Por qué aquella maldita escoria rondaba a Lena? ¿Para torturarla, para recordarle más su dolor? Era peor de lo que pensaba. En el acto, como experto guerrero, salió del trance, preparado para rescatar a Lena de aquel apuro puesto que ella estaba demasiado herida y era demasiado tímida para enfrentarle por sí sola.
Rob ya no pudo aguantarse más e hizo lo que ella no se atrevía: explotó. -Largo de aquí –espetó como única advertencia. La única oportunidad que le daría antes de acabar con él a golpes y sólo se la daba por respeto a los dueños de la casa. -¿Desde cuándo mierda estás ahí? Mejor dicho, ¿qué mierda haces aquí?
Alec se encogió de hombros sin mostrar la más mínima emoción. –Vengo de acompañante.
-¿Acompañante de quién?
Lena alzó tímidamente una mano enguantada, como si pidiese permiso para hablar. Que las miradas se dirigieran hacia ella sólo logró dejarla muda unos segundo más. –Erhmm… esto... -Lena balbuceó sin llegar a formular ninguna respuesta-. ¿Lo siento?
-¿Qué quiere decir eso?
Alec lo miró fija y seriamente con sus ojos casi negros. –Tiene razón, vayamos dentro –le pasó un brazo alrededor de los hombros a Lena y dio media vuelta.
Robert los vio marchar juntos con la impresión de no saber quién ni dónde le había puesto drogas en la bebida.
Entonces entendió el sentimiento amargo de antes, y ante todo, el culpable. Había sabido que Lena no estaba así para él, sino por la maldita escoria. Era el mismo que estaba arruinando su vida, aquel híbrido impertinente que había entrado en su vida de éxito y ahora arrasaba con todo.
Todos estaban muy pendientes del híbrido; es normal, nunca habían convivido tan cerca de un demonio como hasta entonces. Y ahora Rob entendía el porqué no debía hacerse. A pesar de ser una aberración contra Dios, una criatura mitad demoniaca que disfrutaba con el Mal que llevaba consigo… por alguna razón, algún tipo de encantamiento o de persuasión maligna, todos pasaban por alto ese detalle y los había puesto de su parte. O hablaban de lo buen guerrero que había sido, sin importar sus malas artes, o lo útil que era su magia. ¿Cómo podían apreciar de él precisamente aquello contra lo que luchaba la Orden? Sin ir más lejos de repente su padre prefería hacer oídos sordos a todas las advertencias y renunciar a las reglas que había jurado seguir para salvar el miserable pellejo de Alec. Colyn también se estaba corrompiendo, lo veía, desde que empezó a escuchar a esa serpiente, su amigo se había vuelto distante, irascible, le huía y contradecía cada vez más.
Y ahora Lena.
Había sabido que ella no se arreglaba para él en cuanto la vio aparecer, que no era Rob quién la hacía sonreír y acudir a fiestas.
Pero lo peor es… que lo estaba sustituyendo.
Como hijo, amigo, novio o soldado. Era como si todos prefirieran a Alexander antes que a él.
Todo su ámbito personal se había trastornado a partir de su llegada. Y eso se estaba traduciendo en un declive profesional, era como si sus compañeros ya no confiaran en Rob. Nunca había fallado antes, nunca, pero ahora un par de fallos y ya dudaban de sus habilidades. ¿O tal vez las inseguridades que creía ver en sus compañeros provenían en realidad del propio Robert? No sabía, lo único que tenía claro es que empezaba a cuestionarse muchas cosas, muchos porqués que antes ni se le hubieran pasado por la cabeza.
Todo estaba cambiando y era culpa de Alexander.

***

Lena se sentía una nube con mariposas en el estómago y el calor en las mejillas, así como el pulso acelerado y la piel de gallina. Pero ante todo sentía la más maravillosa de las felicidades que podía recordar: ser amada.
Ya había desistido, pensando que el amor no era para ella, hasta aquel momento. De modo que le pilló de sorpresa darse cuenta de que lo había ansiado tanto. Que sólo ahora, completamente convertida en la encarnación de todos los tópicos del amor, se sentía viva. Una razón por la que vivir aparte de vengar la muerte de su madre y hermanos, para arreglarse, para ser femenina, para dejarse ver. Siempre había tenido un miedo irracional al rechazado sin darse cuenta de que ese comportamiento era precisamente lo que hacía que huyera de los demás.
Aunque en el fondo… bajo esa felicidad aun escuchaba un sentimiento de conciencia que seguía recordándole que tal vez fuese mejor no estar con él. O que los demás no supiesen sobre ello. Alec… estaba prohibido, lo estaba mientras quisiera ser fiel a su Orden, pero…
…pero ya se había dejado enredar en los brazos del híbrido demasiado como para soltarse; literalmente. Lena sentía que la temperatura de la habitación estaba demasiado alta cada vez que él también estaba presente. La vergüenza que sentía era horrible pero aun así valía la pena, le costaba resistirse a él: cada vez que lo veía le asaltaba la necesidad de estar con el niño de su interior, amor puro y duro que revivían sus recuerdos. Y era tan guapo…. Muchos demonios eran atractivos para que cayeras en el pecado del deseo; hasta ahora había intentado mantenerse lejos de ese influjo, pero, dios, cómo resistirse a sus besos. Eran perversos, disfrutaba dejándola con ganas de más. Besaba muy bien, lo cual le hacía preguntarse la práctica que ya tendría. Pero eran pensamientos que se aturullaban en su mente, aun no había tenido tiempo de ver qué había tras ellos. Lo único que tenía claro es que Alec estaba tan fuera de sus posibilidades que casi se sentía culpable.
Ella quería mantener la fe. Y aunque azorada, se aferraba a su brazo como un salvavidas en mitad de un naufragio, porque en momentos como aquel… con Alec a su lado, sólido y palpable, se sentía completa al fin. El ahora era lo mejor que nunca tendría, y por primera vez, estaba ansiosa por vivirlo.
Tendría fe en el futuro y en ellos dos, sólo hacía falta verla a ella ahora para saber que era posible. Al principio no podía con la timidez, se sentía demasiado poca cosa, insegura… pero los sentimientos habían sido tan fuertes al final... La habían estremecido por entero y la habían llenado de una fuerza apabullante que le dio valor suficiente para cumplir sus sueños. Aún le costaba, por supuesto que sí, pero la euforia lograba que se borraran esos remordimientos, al menos mientras lo sentía cerca. Había descubierto, aunque no muy conscientemente, que estar pegada a él era el mejor bálsamo para sus inseguridades, se le hacía imposible pensar en ellas con semejante vértigo en el estómago.
Y aún así aquello era real.
Bueno, no es que Alec fuera muy tierno o romántico. Siempre la miraba de esa forma como aburrida y cuando la tocaba, que de vez en cuando lo hacía, eran gesto pasionales para el que miraba de lejos pero que él no parecía sentir de verdad. Sin embargo ella estaba ciega a esos matices y si los veía se decía que era por la personalidad de Alec; siempre había tenido problemas para expresarse. Así había sido siempre su Alec, con la cabeza en alguna otra parte, preocupado en cómo resolver problemas que aún no habían llegado.
Alec acabaría cambiando, igual que había pasado con ella.
Lena se sentía nueva. Mejor. Y todos notaban el cambio, sus conocidos se mostraban incrédulos ante su buen aspecto y la llenaban de piropos. Quería que todo el mundo viera su felicidad y también que la reconocieran, quería ser egocéntrica y que el mundo girara alrededor de su felicidad por una vez en la vida y no tener que sentirse culpable. Aunque seguía siendo una situación estresante, pues por un lado estaba recibiendo todos los halagos y muestras de admiración que siempre ansió, pero por otro no sabía muy bien cómo reaccionar ante ellos, cómo aceptarlos o si devolverlos.
Aquella noche Alec se mostró benevolente ante su torpeza y la rescató cada vez que caía en un tartamudeo demasiado largo. Pero más que todo agradeció sus esfuerzos por ser encantador con todos. Se empeñó en conocer a los amigos y conocidos de Lena, presentándose ante ellos como su novio sin ningún reparo y los encandilaba con su alegría y cortesía, siguiéndoles la corriente en temas que Lena nunca hubiera pensado que podrían haberle interesado lo más mínimo. Estaba muy raro, demasiado abierto y colaborativo a la hora de socializar; ¿lo hacía por ella? He aquí la prueba: sabía que el amor también podría cambiarlo a él, hacerlo mejor.
Pero poco a poco, conforme pasaba la noche, Lena perdió fuego y se quedó en un segundo plano, cada vez más excluida hasta que finalmente parecía que se escondiera tras la espalda del híbrido. Claro que tenía ganas de presumir y estar con él, pero nunca le había gustado hablar con mucha gente y cuando se sintió demasiado atosigada y cansada pensó que con haber estado presente bastaría; Alec estaba allí para arreglarlo por ella.
Había cambiado a mejor, pero era un camino arduo y resultaba difícil no caer en los viejos hábitos… Aún así estaban progresando; primero es querer y luego hacer y estaba segura de que ellos querían.

***

Los Guardianes se sorprendieron de ver que Lena trajera un acompañante. Y menudo acompañante.
La sorpresa de los que no conocían a Alec fue ver que fuera tan apuesto, aun con una pierna de menos. Y como actuaba de forma tan amigable, concluyeron que sería un muy buen partido. No era su culpa, no sabían que Alec era el protagonista de la más truculenta y desgarradora historia que la Guardiana podría vivir en toda su vida.
Un mentiroso, eso es lo que era. Alec no se percibía como un demonio ni como un Guardián, de modo que muchos habían llegado a la conclusión de que era un humano; lo parecía, ya se había procurado él de alimentar esa impresión.
Para los que sí sabían aquello fue un shock aun mayor. Cuando se presentó ante la esposa de Anthony (el padre de Colyn) y tía por parte de madre de Lena, una mujer regordeta y jovial con el pelo rubio muy claro y fino, el aire podía cortarse. Intentaban reír pero solo lo ponía más tirante. El único que simulaba con éxito no verlo era el demonio implicado. Por supuesto, todos habían asumido que sería forzado tener tan cerca a Alec y Lena con lo que había pasado y no supieron actuar cuando se encontraron con que eran novios.
Rob los miró desde lejos. Realmente sí se veía bien, tuvo que asumir. Alec siempre parecía anodino y sin importancia hasta que te fijabas verdaderamente en él. Puede que fuera incluso más atractivo que el propio Rob, pues a diferencia suya sabía jugar muy bien sus cartas. Incluso aunque no las tuviera: convertía sus defectos en virtudes. Alec era como un pincel, largo y estrecho de caderas pero de musculatura definida y proporcionada. Nada despampanante, pero agradable a la vista. El pantalón le quedaba paticorto, pero el chaleco y la americana le remarcaban el cuerpo de atleta. Había logrado suplir su amputación con una ortopédica provisional debajo del pantalón y un elegante bastón.
La pérdida de peso que le acarreaba su enfermedad le había cuadrado la mandíbula y los pómulos. Pero tenía buen color de piel, demasiado bueno. Seguro que había usado magia o maquillaje, era imposible que su mortecina piel hubiera cambiado tanto de la noche a la mañana. Su labio superior, perpetuamente pálido, era ahora ligeramente rosado y no había sombras alrededor de sus ojos aunque seguían intuyéndose las depresiones de sus ojeras. Ni siquiera se percibía la cicatriz que le surcaba la mejilla. Se había peinado el pelo con una raya al lado de modo que no se le vieran las puntas de sus orejas, pero había permitido que unos pocos mechones le cayeran sobre la frente dándole un toque desenfadado. Y muy calculado. Todo en él era estrictamente cuidado, incluso aquello que estaba preparado para aparentar descuido. A Rob se le antojaba rastrero y falso, pero no entendía que aquello formaba parte de la naturaleza de Alec tanto como respirar.
De nuevo sintió la rabia contenida, ésa que no le dejaban expresar. ¿Pero por qué? Era completamente injusto. ¿Cómo se atrevía ese asqueroso demonio a presentarse vestido de esmoquin? Era un maldito prisionero, no un invitado. No podía pulular dónde y cómo quisiese así como así. Sobre todo con lo que le podía provocar a la pobre Lena.
Lena…
No llegaba a comprender cómo Lena había aceptado voluntariamente a aquel ser. Y cómo había podido rechazarle a él.
Lena se giró y sus miradas se cruzaron. Ella se había dado cuenta de que los observaba, ¿por qué se preocupaba por una chica torpe y con tan pocos encantos que encima lo toreaba? En ese instante, producto del despecho, Robert llegó a odiarla. Si quería restregarse con esa escoria repugnante, que lo disfrutara pues tendría bien merecido si pillaba alguna enfermedad por relacionarse con esa basura.

***

Alec se despidió de la esposa de un coronel y fijó su atención en Lena. Frunció el ceño. -¿Por qué estás tan apagada? –le espetó con brusquedad.
Lena dio un respingo. Esas palabras la devolvieron a la realidad súbitamente, habían sonado rencorosas y ofendidas hacia ella. Tanto que la asustó. Como si le recriminara que él estaba haciendo todo el trabajo sucio mientras ella era egoísta y un simple estorbo. Con Alec a veces no hacía falta palabras, una mirada suya despedía más veneno que cualquier improperio.
Pero en cuanto lo miró, esa expresión volvió a ser sustituida por una larga y simple sonrisa y una mirada amiga. –Pensabas en lo sucedido con Rob y el resto –adivinó con exasperante facilidad. Era algo obvio. A Lena le importaba demasiado lo que pensasen de ella. -¿Estás cansada de hablar con esta gente? –preguntó ya que no recibiría respuesta a lo anterior. En verdad el único que había estado hablando había sido él, demasiado siendo quién era; Alec era incluso más antisocial que la Guardiana y le enervaba el trato con las personas, salvo que ella se quedaba paralizada y él se volvía osco. -¿Bailamos? ¿Nos sentamos a descansar? –suspiró- Tomemos una copa –decidió sin más dilación y la arrastró hasta una silla. Al momento estaba allí con champan para los dos.
Lena no se dio cuenta de que Alec acababa con su copa de un solo trago ni con las tres siguientes.
Lo que sí se dio cuenta es que Robert los miraba desde el otro extremo de la sala. Tan preocupado y enfadado…
El alma se le cayó a los pies. Aún no se lo había dicho a Rob. Bueno, había quedado más o menos claro después del numerito del comedor. Pero Rob se merecía que se lo dijeran a la cara.
-Debería… t-tengo que… Ahora vuelvo, ¿sí? –se levantó de la silla antes de que Alec pudiera cerrar la conversación con Daniel e ir tras ella. Necesitaba hablar con su amigo para poder tener la conciencia tranquila.

CONTINUARA...
(muajajajaja)

4 comentarios:

  1. *CONFLICTO INTERNO CONFLICTO INTERNO CONFLICTO INTERNO CONFLICTO INTERNO*

    ¿¿¿¿¿ALEC Y LENA????? ¿¿¿¿o ROB Y LENA????? ¡AAAAAAAAAAHHH! ¡ME VOY A VOLVER LOCAAAAAAAAAAAAAAAA!
    Es que...aaagghhh, me encantan las dos parejas. La cosa es, que me gusta más como es Rob con Lena que como es Alec con Lena. Ya sé que es su personalidad y tal, pero Rob es más sdjbgsfgkjADORABLEsjgbkjsbgjksENCANTADORsdjgnkjsgbkjsPROTECTORsndkjgskfjgnd y esas cosas. Aunque Lena se ve que es feliz con Alec y yo quiero que mi ahijada sea feliz ;_;

    Cuando Rob se pregunta si quizá debería haber insistido...me dan ganas de que en el siguiente capítulo vuelva a besarla y que LENA CORRESPONDA *A* <33 y seguramente Lena después se quedaría toda sintiéndose culpable y a lo nonono por qué lo hice? y Alec se enfadaría y Rob estaría contento y feliz porque sabría que en realidad, Lena lo quiere >////< Así que ya no se daría por vencido y lucharía y sdkgnbsdkjgbjksb♥

    *EXPLOTA DE AMOR*

    Creo que me gusta más Lena y Rob T_T Aunque me gusta que Alec se vuelva mejor con Lena...eso es tan cuqui...

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    1. Hummm, entiendo tus dudas, querida Gaby.
      Lena: Gracias por querer que sea feliz, madrina. *sonrsada y super ñoña-mona*

      La verdad, a mí también me dan ganas de que ocurra eso, ¡sería genial! *regocijandose en sus culebrones mentales*

      Recojeré tus cachitos de amor *haciendolo* porque todavía queda mucho Robena y Lenalec.

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  2. Esta pareja es puro amor <333
    CHUPATE ESA ROB, LENA QUIERE AL DEMONIO MUAJAJAJAJA *Bailando la conga sobre la mesa*
    Ahora se da cuenta de sus sentimientos e.e QUE SE JODA que Alec le gana por yonosecuantos años muajajaja
    Aish que monada que esté intentando cambiar por ella :') Aunque sea tan frío está intentando tratarla mejor y darle buena imagen frente al público <3333
    Y Lena se ha puesto superromantica, en plan: nos queremos, queremos cambiar, vamos a casarnos, vamos a tener mini Alecs y Lenas y todo el mundo va a bailar mambo :3 Y es por eso que se ha arreglado, para que el día de la boda la gente no se ponga a gritar que han cambiado a la novia e.e
    Me has tenido con el maldito mono de Alec desde mayo T.T necesitaba Alecaína D:
    Rob es tonto. Tonto. Tonto. Y tonto. Lena lo ha estado esperando yoquesecuanto tiempo, y él venga, paso de ti, me voy con Nicole por motivos que ya ni me acuerdo (el alzheimer comienza a afectarme ;.;) y tú Lena siempre estarás en la friendzone :3 A la pobre me la tenía deprimida xDD
    Echo de menos a Nicole ): Estará debajo de una cascada del tîbet "encontrándose a sí misma" después de la rupturanoruptura que ha sufrido con Alec :3 Pero yo a ese amor no le veía futuro e.e Y creo que Nicky va pa' sadomasoquista :3
    Quiero ver a Alec superarreglado así pijo tipo guardianes. Seguro que es monísimo o///////o y él no necesita enseñar cacho como Rob, que ya me lo veo un día de estos en la barra de stripties ewwwwwe
    QUÉ HACES LENA, NO VAYAS A ÉL. NO SIGAS LA LUZ, TÚ A LOS DEMONIOS. VUELVE QUE TE RAPTA DDDDD':
    Necesito más ;-;
    kisses kisses and love everywhere <3

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    1. Querida, me ha encantado tu comentario, de verdad. Aun me esoy riendo y opino como tú.
      ¡ACERTASTE CON LENA DE PLENO, justo, justo lo hizo por eso!

      Rob es tonto (aunque tenga su encanto) y se merece sufrir un poquito, que ya le toca, tanto pasar de la gente y yendo de sobrado! -n-

      Rupturanoruptura... es tan Alec que tengo que usarlo, con tu permiso. La verdad... es que me imagino a Nicole y todo (perturbador). Nicole, ¿masoquista? VA MUY MUCHO, qué mujer!!! Yo voto porque se quedo desequilibrada tras Flor y tal, el trauma la ha dejado más pallá que pacá, otra cosa no me explico...

      Aec no necesita enseñar cicatrices, no? XD Uish, Alec pijo con gersey anudado al cuello como los del PP o entero de cachemira rosa... o... no quiero pensarlo.

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