sábado, 12 de noviembre de 2011

Encantamiento 49, 1ª parte: Atrapado en una pesadilla real.

<<Las amarras alrededor de mis muñecas me quemaban al retorcerme. Lo sabía pero seguía luchando, tenía que liberarme de ellas. Tenía que escapar…
Sentía el cuerpo pesado, como dormido. Las correas de la camilla metálica habían sido adaptadas a mi pequeño cuerpo; llevaba ya mucho tiempo en aquel agujero.
Sentía una presión en el pecho muy fuerte. No me importaba admitirlo porque era total y absolutamente cierto: tenía miedo, mucho más que miedo. Desesperación.
El eco de unas pisadas ya se oía por el pasillo, “él” se estaba acercando. Podía imaginar sus mocasines contra el asfalto, avanzando con firmeza, como si lo estuviera viendo. A medida que sus pasos resonaban con más fuerza, acercándose, mi respiración se enrarecía y un sudor frío me invadía. Tenía miedo, miedo al dolor sin fin. Podía soportar estar preso y las torturas por muy joven que fuese, tal vez que yo nunca hubiera merecido nacer en este mundo; pero era incapaz de resignarme a vivir así por siempre. Era demasiado.
A cada segundo “Él” se acercaba trayendo consigo el fuego que inyectaría por mis venas, para matarme desde adentro, y mi lucha se hacía más desesperada. Cerré los ojos; ya qué más daba. Las enfermeras y doctores siempre insinuaban o directamente lo decían que esto era culpa mía por haber nacido así, por no ser totalmente humano ahora tenía que pagar. Empezaba a creerles, no veía más motivos para tanto odio.
No merecía la pena luchar, no me esperaba más futuro que este. Tenía que resignarme a esperar la muerte, aunque me costara…
La puerta chirrió como un grito de horror. Ya apenas tenía voz… ¿Cuánto hacía que no hablaba? No lo recordaba, el pasado se había vuelto gris; no quería mirarlo. Más o menos desde que mis poderes se apagaron. Cada vez resistía menos, mi cuerpo había dejado de regenerarse como antes. Sabía que me moría, podía sentir como la vida me iba dejando, pero es que lo hacía tan lentamente… Si al menos supiera que mi condena duraría poco.
Giré la cabeza todo lo que la camilla me permitía. Su contorno en la entrada. En una mano llevaba la jeringuilla, con su brillante líquido ambarino y blanco: el fuego, el veneno. Luz. Aunque él seguía llamándolo “cura”…
Sentía los ojos ardiendo. Ya no me quedaban plegarías, hacía mucho tiempo que había perdido la esperanza. Yo ya solo pedía para que todo terminara.
Se acercó, con su sonrisa bonachona siempre pegada en los labios. “Él” siempre me decía que esto era por mi bien, siempre decía lo mismo antes de hacerme gritar de dolor…
Sobre el corazón, el símbolo de una cruz adornaba su bata blanca. No había sido hasta hace poco que comprendí que aquel otro símbolo que se encontraba junto al primero se llamaba esbastica y cuál era su significado. Yo era una anomalía demasiado horrenda para su ideal de un mundo dominado por una única raza superior.
Exhalé el aire contenido.
Quizá esta vez el fuego sí que me mataría…
Pero lo que hizo fue dejar la jeringa junto al resto de artilugios médicos. No iba a usar la “cura”, no todavía. Mis pulmones se llenaron de alivio inconscientemente; cualquier otra cosa era preferible, cualquiera.
Tomó un escápelo y sacó su reloj con segundero del bolsillo.
-Bien, veamos cuánto tardas esta ocasión –el escápelo descendió en su mano, firme y sin prisas. Apoyó su filo contra mi garganta. Un dolor punzante y cuando quise gritar, solo salió sangre. >>
Desperté de golpe llevándome las manos al cuello. La luz de los fluorescentes del techo me arañaron las retinas. Tenía la respiración acelerada y los músculos agarrotados. Pero no había sangre fuera de mis venas.
Una pesadilla, solo había sido otra pesadilla más.
Me tapé los ojos de la potente luz e intenté respirar hondo.
La única diferencia es que esta sí que pertenecía a mis propios recuerdos. Los demonios de la Locura eran capaces de apoderarse de recuerdos ajenos y yo hacía unos años que había empezado a llevar a la práctica esta habilidad; no era raro que en sueños esos recuerdos vagaran por mi mente sin control. No era algo agradable pero los prefería, como he dicho, a mis propias memorias.
Un escalofrío me recorrió al volver a recordar aquella escena de mi pasado. Sólo tenía ocho años.
Respira, aún tienes pulso, concéntrate en eso.
Sabía que ellos no llevaban razón, que en aquella época lo más malvado que había hecho fue robar calderilla y responder de las mismas malas maneras con las que me trataban, pero aún así habían conseguido que me sintiera culpable incluso hoy en día de querer vivir.
Tomé aire, pero solo empeoró todo. Aquel sitio olía a antiséptico, lejía y azufre, los hedores que empleaban para tapar el aroma de la putrefacción en mis pesadillas. Mis dedos se agarraron como garras a los bordes de la cama. Reconocía aquella habitación; el techo, las baldosas… Solo eran un poco más viejas. Me levanté de un salto. Hasta el tacto de las sabanas era el mismo. No había correas, pero si no hubiera sido la misma camilla en la que a veces me dejaban descansar cuando no estaba atado a la de disecciones.
El horror me recorrió entero. Había vuelto…
Me apresuré a inspeccionar mi cuerpo. No había heridas, llevaba la misma ropa con la que vine y las esposas antimagia.
No… ¿Cómo?
Corrí a la puerta. No estaba cerrada, no esta vez. ¿Eso quería decir que esta vez no era un preso?
Salí fuera. Mis temores se confirmaron. Yo había intentado huir por ese mismo pasillo hace años. Blanco, gris en las juntas de las baldosas, con puertas en ambas paredes y muy largo. Seguía pareciendo no tener fin.
Perdí el equilibrio y me apreté contra la pared. La vista se me nublaba. Esto no podía ser real, no podía estar pasando. Pero mi cuerpo, mi magia, reconocían las paredes que me rodeaban.
Quería llorar. ¿Cómo es que había vuelto? Entrecerré los ojos. Recordaba las cruces, los lemas y las jeringas llenas de la “cura”. Esta era una institución de los Guardianes de la Luz.
¿Me habían traicionado? Colyn había jurado por su alma que evitaría que los otros Guardianes me mataran o hirieran; si no cumplía la magia de Luz del trato le provocaría grandes dolores.
Tragué saliva, pero tenía la boca demasiado seca. Sea como fuere no podía quedarme allí quieto. Tenía que ponerme en movimiento; el instinto me gritaba que no me quedara quietecito a que vinieran las enfermeras a ponerme correas. Plan: buscar un mapa o cualquier cosa que ayude a saber cómo he llegado hasta aquí y cómo escapar vivo.
-¿Alec? –me giré al escuchar la voz de Colyn en el otro extremo del pasillo. Parecía sorprendido de verme despierto… y aliviado. Analicé cada centímetro de él. No daba la impresión de haberme traicionado. Apreté las mandíbulas y me apresuré a separarme de la pared y poner la postura erguida y un poco distendida de siempre; no iba a permitir que me viera arrastrándome. Pero tenía los hombros demasiado tensos.- Joder, ¿qué te paso? ¡Te teletransportaste inconsciente y a tres metros de altura del sitio!
Supe que era cierto lo que afirmaba. Porque me había resistido y eso había producido fallos en la teletransportación, incluso daños en mi cuerpo. Pero el tiempo en cama había bastado para curar los daños internos; me daba cuenta de los procesos ocurridos en mi organismo como si leyera el historial de un ordenador.
-¿Qué es este sitio? –no respondí a sus preguntas, no podía ni siquiera distraerme para fingir normalidad. Cuidado, Alec, tú no pierdes los nervios o al menos no lo demuestras ante nadie que no vaya a morir de inmediato.
-Un centro de la Orden dedicada a la investigación…
Investigación. ; quise soltar una risa amarga.
¿Era aquí a dónde nos dirigíamos para recoger las armas? Pueden que también investigaran para conseguir nuevo armamento. Buscando los puntos débiles de los demonios…
Volví a apretar las mandíbulas hasta que la presión fue insufrible.
Rencor. Puro y duro definitivamente colmataban mis venas. Ya lo creo que investigaban; lo habían hecho conmigo.

4 comentarios:

  1. Vale, hay principio del cap me he quedado con una bonita cara de póker...luego ya lo pillé x'DDDDD
    Me ha encantado, pobre Alec, joder...malditos pirados. Uhhhh los Guardianes me empiezan a caer mal, eins. Odio hacia Robert aumentando sin razón*

    ¿¡Y LENA!?
    ¿¡NO ERA UN CAP CHACHI GUACHI DE LENA Y ALEC!?
    PENSÉ QUE LENA YA LE IBA A RECORDAR O ALGO ASÍ.
    POR DIOSSSSSSSSSSS, NECESITO VER ALGO AUNQUE SEA UNA PELEA-DISCUSIÓN-APUÑALAMIENTO-BESO-SEXO SALVAJE-RECORDAR A ALEC-ENROJECER... xDDDDDDD

    Amo esta historia *-*
    Besos! <3

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  2. T---------T No me extraña nada que Alec sea un borde redomado teniendo en cuenta las perradas varias a las que los guardianes le han sometido ¬¬ no pueden aceptar el hecho de que hay criaturas mágicas o que?? en vez de tomarla con el niño borde de mis ojos *///*
    Tu ya sabes que me encanta lo que haces, asi que sigue asi x333

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  3. OMFG! pobre pobre alec! me da tanta penica, lo has narrado de una manera tan, tan, tan aaaa... me ha encantado. Me dan tantas ganas de violarlo cuando se pone en plan 'Que coño hago yo aqui?!¡' Es tan sumamente sexy!.
    Aihsss colyn, mi peque xD.por cierto yo queria momento romantico, lo necesitaba...¬¬

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  4. No pienses que porque haya comentado de primerísima ya me siento satisfecha.
    Sigo esperando ver a Lena.
    Que lo sepas.
    *I'm watching you ¬¬*

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