sábado, 14 de enero de 2012

Encantamiento 57 parte: El Señor de la Luz; el Retorno de los Estúpidos.


Tiré de su hombro hacia abajo para que Nicole se agachara. El vampiro dio vueltas haciendo su guardia, ignorante de nuestra presencia gracias a mi barrera, incluso a pesar de que mi respiración ya se oía con fuerza, algo nada normal en mí. Estaría físicamente muy débil, pero había acaudalado una ingente cantidad de poder mágico.
-A la de tres… -susurré- ¡Tres! –me puse en pie con rapidez y tiré de ella para que me siguiera hasta la puerta. Volví a tomar las llaves con agilidad, la puerta en sí fue la peor oposición: pesada y chirriante (con esa falta de aceite no necesitan más alarmas). Nicole intentó ayudarme, pero ni siquiera entonces pudimos. Las pisadas de varias personas se aproximaron. Nicole jadeó al darse cuenta y me miró a los ojos. En ese momento, algo en ella cambió. Sus ojos se volvieron felinos y brillantes, su piel brillo con más fuerza y las espirales de sus piernas ascendieron por todo su cuerpo y se deslizaron fuera, rizándose en el aire. Los dibujos, como extensiones del cuerpo de la Cucaracha, agarraron el filo de la puerta y tiraron hasta lograr un hueco suficiente para que pasara una persona (bueno, si ya se encarga ella, ¡no voy a molestarla e interrumpirla tirando yo también y gastar mi magia!). Sin más demora ni perder tiempo en cosas como decir “gracias” volví a tomarla de la mano para correr por las entrañas del castillo.
-¿Sabes a dónde vamos? –su voz sonaba con cierto eco.
-Más o menos.
-¿¡Más o menos!?
La mandé callar apretándola contra la pared en una esquina: más sanguijuelas. No la solté hasta asegurarme que de que ya estuvieran más que suficientemente lejos. Lo único que tenía medianamente claro es que si veníamos del subsuelo, mejor no subir demasiado y mucho menos bajar (¿veis? Más o menos… sí que sé por dónde ir).
No parábamos de entrar y salir continuamente de grandes salones de baile y comedores, por suerte vacios en su mayoría. No sé porqué no me sorprendió que toda la decoración del castillo fuera gótica sólo salvándose las cristaleras, las cuales habían sido tapiadas o tintadas de negro (qué sorpresa…).
Unas alarmas sonaron sobre nuestras cabezas. El pánico me invadió por un momento al pensar que nos habían pillado, pero las patrullas de sanguijuelas pasaron corriendo a un metro de nosotros sin echarnos una mísera ojeadita. No era por nosotros, entonces qué. Bueno, la verdad es que no iba a gastar mi tiempo en averiguarlo.
-¡Esta es nuestra oportunidad! –tomé a Nicole de la cintura y salí escopetado pegado a la pared. Perdonad que lo diga, pero mis barreras son LA-OS-TI-A y en mayúsculas. Hasta que una sanguijuela se tropezó, cayó sobre nosotros  y perdí la concentración: ¡tachan! El vampiro se nos quedó mirando medio flipando.
-¿De dónde habéis salido vosotros?
-Esto… -no se me ocurrían escusas-. ¡CORRE! –pasé sobre el vampiro pateándole accidentalmente el estómago.
Derrapé para no chocarme con los Convertidos que teníamos delante. Un aglomerado de vampiros estaba intentando defender la entrada principal como un muro de seis metros de los que estaban intentando entrar. Aunque lo que nosotros necesitabamos era salir, iba a ser difícil saltar eso. Y detrás de nosotros venían las tropas de refuerzo. Estábamos acorralados.
Un vampiro, el mismo al que había pasado por encima, se abalanzó sobre nosotros.
Empujé a Nicole a un lado, pero no me dio tiempo a hacer lo mismo con mi pellejo. Sus uñas afiladas se clavaron en mis hombros con fuerza.
-¡Busca una estaca y levanta de ahí! –le espeté a la Cucaracha.
-¡¿Va en serio?! -¡¡Pos claro, me voy a poner yo a bromear ahora!!; me dieron ganas de soltarle, pero estaba ocupado forcejeando con Convertido. Le solté el brazo de un codazo y aproveché el impulso para darle un puñetazo en la mandíbula.
Me arañó la cicatriz de la cara. Sus colmillos se alargaron.
La visión de mi cuello lo distrajo un puco, momento que aproveché para incarle la rodilla en el estómago e impulsarme, rodamos ahora yo sobre él. Transformé una de mis manos al tiempo que la bajaba contra su cabeza. La sangre salpicó en un metro a la redonda, dejándome perdido; al menos sabía que ya no se volvería a levantar.
Alcé la mirada entre jadeos. Nicole, en colaboración con Flor, estaba despachando a un grupo de vampiros. No me extrañaba que Amy fuera general, solo  había que mirar cómo les daban pa’l pelo a esos Convertidos de tres al cuarto.
Como nadie me hacía mucho caso no me molesté en fingir un mínimo de dignidad al levantarme, así que me quejé mucho, hice varias eses hasta lograr el equilibrio y me sacudí el polvo del mono; no sabía cómo es que no me caía a pedazos todavía, en serio, alguien tenía que apuntarme en el Libro Guinesse.
Eché una ojeadita, salir discretamente ahora que nos habían descubierto iba a ser muy difícil. ¿En qué piso estaríamos? El castillo debió de estar abierto al público hasta no hace mucho porque fui a dar ni más ni menos que con un expositor de esos con un plano de “Está usted aquí” (vale, esto ya parece de cachondeo, ¡pero no voy a ser yo quién se quejé!)
-Así que un quinto… -Saqué un par de botellas de un antiguo mueblebar que estaba al lado. Aún me ignoraban (¡toma ya, sigue así, Flor, ese golpe lo has parado muy bien con la cara!). Me arranqué un trozo de tela, el cual prendí con un chasquido de dedos para que ardiera.- ¡Nicole, Flor… -las enganché por la cinturilla de la falda y me la pegué al costado- yo que vosotras me prepararía! –descorché una de las botellas con los dientes.
Ambas me miraron sin comprender, luego con estupor la mano con el trozo incandescente y la otra con la botella de vino pasando por momentos hacia el horror. -¡¿Qu-qué vas a hacer con eso?!
-¿No es evidente? “Medidas drásticas” yo lo llamo –puse la tela en el cuello de vidrio y con las mismas la lancé hacia los vampiros que se nos acercaban-. ¿Sabes cómo se conoce si alguién es un tipo duro de verdad? –me di la vuelta hacia la pared medio arrastrando aún a la Cucaracha por la cintura. Tomé carrerilla:- ¡“Cuando dejas de mirar las explosiones”!
-¡Dime que hay otra manera! –suplicó casi al borde de la histeria.
La hay, pero tardaría mucho. Y esto luce más…
La cristalera se hizo añicos bajo la suela de mi bota. La onda expansiva nos propulsó de cabeza al exterior.
La Cucaracha me rodeó como una lapa, casi axfisiándome, pero se lo permití porque yo sentía prácticamente lo mismo aunque no fuera a gritar tanto como ella (a mí me arrojaron de un rascacielos).
Invoqué una de mis garras con la que arañé la superficie del edificio para frenarnos antes de desplomarnos.
-Flor… si ayudaras… - Tch, al parecer la única manera de usar sus poderes era que ambas se pusieran de acuerdo, pero la Cucaracha estaba demasiado descontrolada para escucharme en esos momentos. Rompí el contenido de otra de las botellas, su contenido nos rodeó en forma de una lluvia con sabor afrutado. Con mi magia di la orden a ese líquido de apelmazarse para construir sobre él una barrera y así que ésta fuera más blanda. Y así nos dejé deslizar a velocidad de caída libre sobre mi tobogán mágico (suena a atracción de feria). Elevé la curvatura como pude para ponernos horizontales, pero cuando ya podíamos verles las caras a los que estaban en el suelo, el vino se agotó y salimos catapultados por el aire otra vez; Nicole ya se había quedado afónica a estas alturas.
El impacto dolió, pero estaba relativamente blandito. Alfalfa…
Nicole nadó entre la hierva hasta la superficie y me miró jadeándo con fuerza:
-No… Vuelvas… A hacer…. Eso… Sin avisar… -me advirtió sin casi voz. Su pelo se había convertido en una de esas matas que ruedan en las películas del oeste.
-Yo avisé –a mi manera. Escupí los matojos, intentando incorporarme; era más díficil de lo que parecía-. Y además, nos hice caer sobre un carro de paja, no te quejes porque podría haber sido peor –podría haberte usado como amortiguador contra las rocas, por ejemplo.
-¿Y qué hace… un carro de paja aquí? –buena pregunta.
Nos asomamos al mismo tiempo.
Y nos encontramos con un asedio medieval…
Gente vestida como cruzados con cotas de malla, túnicas, cascos y portando estandartes de la cruz habían rodeado el castillo vampiro. Algunos incluso montaban a caballo. Aquello parecía el decorado de una película de época a lo “Señor de los Anillos y Las Dos torres”. Lo único que no terminaba de cuadrar eran los vampiros con ametralladoras defendiendo su castillo y que había varios bazocas y hasta un tanque. No sabía si reírme o gritarles “horteras anticuados”.
-¡Alec –Nicole susurró tirando de mi camiseta para que volviera a meterme entre los hierbajos secos- son Guardianes! –eso ya me había dado cuenta, solo a los tontolabas luminosos ésos se les ocurriría venirse a una guerra con caballos en pleno s. XXI, aunque en parte en ese mismo momento se lo agradecía-. Hui de su casa con Campbell, reencontrarme con Robert o con su madre no sería una escena muy apacible… -se sentía culpable, los remordimientos la carcomían por dentro; se me hacía obvio con solo mirarla. Era lo de siempre: aunque estuviera harta del cautiverio y de esos dos, no paraba de pensar en que había otra gente más apacible que ahora la mirarían con odio y no lo soportaba. Porque se supone que los Guardianes eran los buenos y ella había ido en su contra.
Suspiré; no merecía la pena convencerla de que importaba una mierda lo que otros pensaran de ella porque era su vida o que había hecho bien si no aguantaba, pues por muy ilógico que fuera era una mácula que no podría borrarse de su personalidad.
Además, que nos los cruzáramos habiendo tanta gente ya sería demasiada mala suerte. Bueno… mejor me calló por si acaso.
-Yo tampoco quiero volver. Dije que te sacaría viva, ¿no? –esperé a que asintiera.
-Se supone.
Estábamos muy juntos, podía verme reflejado en los trozos de cristal en los que se había roto una de sus lentes y sentir su aliento en el cuello. Lo cual me ponía la piel de gallina.
-Pues eso haré. Aún tienes algo que quiero; llévame hasta Campbell.

3 comentarios:

  1. :O bueeeeno que te puedo decir que no te haya dicho ya?? XD
    genial como siempre para que mentir
    Siento no poder extenderme más en mi idolatría a tu persona >///<
    tuya en el fanatismo, la chica gamba

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  2. Me ha molado la pelea contra las sanguijuelas *-*
    Pero estás haciendo que vuelva a cogerle manía a la Cucaracha.
    ¡¡¡¡FLOR ES GENIAL!!!!!
    Nicole...sin comentarios.

    Me encanta la frase del final, así me gusta, Camp por encima de la rubiaca :D
    ¡¿Cómo que Camp y ella escaparon juntas!?
    No me jodas que Nicole y Camp se hacen amigas y van en contra de Lena por ser Guardiana. Un patatús puede darme, querida.

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  3. No pasa nada, Carmen-Chan yo te perdono xD

    Frialdad... agh, para incarle los dientes tipo polo de chocolate (?)
    Pues... esto... creo que será mejor que leas el siguiente, Gaby

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