viernes, 22 de abril de 2011

Encantamiento 29, 3º parte: una virgen no es mucho precio por las “Puertas del Infierno”.


Llegamos a la sala de armas de la exposición. Me dejó contra una pared y bloqueó la entrada con uno de los expositores. Era bastante eficiente, no puedo negarlo.
-Eso los retendrá -su tono no era para nada jadeante, sino igual de monótono e impactante que siempre. Ni siquiera parecía una pizca cansado, cosa que me sorprendía y molestaba-. ¿Estás bien? -me preguntó posando su atención en mí. No respondí, respirar ya me costaba bastante-. Los demás están prácticamente como tú. Gin dice que es porque la hora de que se haga irremediable se está acercando y ya no podéis controlar el cuerpo en el que estáis, que os está intentando expulsar -¿qué me cuentas? Eso ya lo sé perfectamente, estúpido. Llevo casi mis dieciocho años usando magia y conjuros, ¡pero tú no quisiste saber nada de mí! Oh... qué más da eso ahora.
No tenía fuerzas suficientes ni para enfadarme con él.
Albert cortó las cuerdas que me unían manos y pies.
-Gracias –murmuré frotándome las rozaduras. Era un gran alivio.
-¿Puedes moverte todavía? Parece que no -los demonios intentaron echar las estanterías abajo-. Voy a encargarme de ellos, quédate aquí -siguió usando su tono autoritario.
Enarboló su arma. La estantería finalmente cedió, pero solo un demonio entró; Albert podía perfectamente con eso. No tardó mucho en poder irse de nuevo.
Me dejé caer hasta el suelo con el cuerpo laxo.
Habían muerto por lo menos cinco de los demonios que había traído Kaila; debían de quedar otros seis, quizás menos.
Respiré con fuerza. Podía asomarme y  ver la batalla. Ni rastro de la melena de fuego de Kaila. Albert y Gin estaban peleando con los demonios, no se las apañaban del todo mal pero eran demasiados. Vi al cuerpo del-que-se-hace-el-héroe intentando liberar a malas penas el cuerpo de Colyn de las ataduras mágicas. Pero uno de los demonios lo apartó de un fuerte empujón y se tiró sobre él con la intención de matarlo.
Si uno de los cuatro moría podíamos no volver ninguno a nuestros propios cuerpos...
Me puse de pie en el acto. Debía hacer algo (mi vida depende de ello). Agarré automáticamente un arco y flechas cualesquiera rompiendo una de las vitrinas. No estaba seguro de ser capaz de manejar un arco pero el cuerpo de Lena reaccionó sin necesidad de pedírselo. El arco se convirtió de golpe en una extensión con más voluntad que yo mismo al apuntar al demonio. El sonido al rasgar el aire me apremiaba a respirar con más fuerza, como si pretendiera aspirar el subidón. Dos flechas sucesivas alcanzaron al demonio, dándole a los cuerpos del-que-se-hace-el-héroe y Colyn la oportunidad de escapar. Una quinta lo inmovilizó contra el suelo (joder, esto es la ostia).
Redirigí el arco hacia el resto de demonios de la sala, dejando que el instinto que Lena había inculcado en aquel cuerpo me guiará (repito: LA OSTIA MADRE MONTADA EN EL BARCO DE CHANQUETE).
Un demonio golpeó a Gin en la pierna y lo tiró al suelo. El cuerpo del-que-se-hace-el-héroe aún no podía ir a socorrerles y Albert se quedó a solas contra seis demonios. Un demonio de fuego envuelto completamente en llamas golpeó el costado de éste y otro con mandíbulas de tiburón se lanzó contra su cuello. Albert lo paró con el brazo. Mi flecha no ayudó, el demonio dientes-de-tiburón no parecía sentirlas; debía tener la piel acorazada.
El rabillo de mi ojo (del de Lena, lo siento; aún se me hace raro usar los determinantes) capto como el otro demonio dientes-de-tiburón-per-con-piel-blindada que había reducido a flechas hace un momento había vuelto a la carga y luchaba contra mi cuerpo (¡ahg! ¿No pueden morirse de una vez?), quien debía conservar mis reflejos pero no podría esquivar por mucho tiempo.
Miré al demonio con pura ira ciega. No me tocará.
Salí corriendo hacia allí. El aire me era insuficiente. A la puta mierda. Corrí soportando la asfixia.
Golpeé con fuerza la oreja del demonio dientes-de-tiburón con el extremo afilado del arco. Acerté en el oído de pura casualidad, el único punto débil de aquella especie. Me quedé estático al darme cuenta de la cacho potra que acababa de tener. Con más fuerza lo hundí casi un palmo. Debía de haber tocado el cerebro (después si eso lo compruebo).  El demonio al fin cayó a plomo tirando del arco aun hincado en su cabeza y haciéndome perder el equilibrio, muerto.
-¿Me han herido? -pregunté con voz rota a quién estuviera dentro de mi cuerpo. Los ojos empezaban a escocerme igual que los arañazos y moratones. En los libros o películas siempre pintan las peleas súper bonitas y facilísimas, pero la única verdad es que, si te enfrentas directamente a alguien a muerte, es imposible salir sin rasguños (de hecho es lo normal que acabes para el arrastre).
-Sí, estoy bien -me escupió.  Ese aspamiento de asco era inconfundible. No jodas... ¿¡Él-que-se-hace-el-héroe!? ¿Es que no podía otro meterse en mi cuerpo? Y encima me mentía: tenía una herida que sangraba en la pierna (por no hablar de los arañazos de Kaila).
Albert seguía luchando solo. Habían separado a él y a Gin y ya no podían cubrirse las espaldas mutuamente.
Saqué el arco de la cabeza del demonio (ugh, que asquito; ¡pero hay que aguantarse!) ayudándome con los pies y volví a alzar el arco inconscientemente. Atravesé con la flecha la mano de uno de los demonios con los que luchaba Albert; no le venía mal una ayudita.
-¿Y los demás? -pregunté al-que-se-hace-el-héroe-con-mi-cuerpo al no poder divisar ni al cuerpo de este, ni al de Colyn ni a Gin. Cuando te pasas la vida metido en estas cosas te acostumbras al jaleo; ya sé que vosotros os estaréis medio perdiendo a estas alturas.
-Deben haber desplazado la pelea a otra parte. Ni Lena ni Colyn están bien -ya  lo he supuesto, ninguno lo estamos-. Si tú aún puedes caminar ve y ayuda a mi padre -me ordenó. El-que-se-hace-el-héroe gesticulaba una barbaridad; mi cara no estaba acostumbrada a tanta actividad ni de casualidad, ¡iba a provocarme a arrugas!-. ¡Yo no puedo! -y esto parecía producirle una gran rabia; tenía que pedirme ayuda a mí, la escoria, para salvar a su padre porque él estaba incapacitado para hacerlo. Me encantaba ver el sufrimiento en sus ojos.
Resoplé. Bueno...
Salté sobre uno de los bancos para conseguir mayor ángulo y que la flecha se estrellara contra la zona blanda del cuello de uno de los demonios. 


Quedan dos demonios.
Uno de ellos se abalanzó sobre mí. No pude buscar la flecha a tiempo ni apartarme y me golpeó el estómago lanzándome contra los bancos traseros (sí que me va bien).
El aire me abandonó de golpe al dar contra el suelo. La cabeza me dio vueltas. Había recibido demasiados golpes ya, tenía que parar.
El demonio fue a lanzarse contra mí con su cuerpo recubierto en llamas. Lo golpeé con el arco, pero me lo quitó y convirtió en cenizas.
-¡Mikie, espera, no! -grité el nombre del demonio, quién fue a frenar medio segundo por la sorpresa.
Albert hundió su espada en el cuello de Mikie como ya había hecho otras veces antes.
El cuerpo del demonio centelleó con más fuerza aún intentando desasirse mientras moría; un par de coletazos y el fuego que le rodeaba se extinguió. La sangre cayó a chorro sobre el banco y empezó a carcomer la madera hasta hacer un agujero de diez centímetros de diámetro y abrirse paso y caer al suelo, también para deshacerlo.
Gateé lejos de la sangre corrosiva.
No se oía ya pelea, debíamos haber terminado (ALELUYA)
-¡Albert, Alec! ¿Estáis bien? -preguntó Gin acercándose a buen paso. Alcé la cabeza, Gin estaba ayudando a caminar al cuerpo del-que-se-hace-el-héroe, pálido como la leche, y el cuerpo de Colyn les seguía también muy lívido. Yo estaba en el cuerpo de Lena, Lena en el de Colyn, Colyn en el del-que-se-hace-el-héroe y éste en el mío; repasé inconscientemente. Al menos estábamos todos.

3 comentarios:

  1. Me mola tu historiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa =)

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  2. O.- joder... XDD Me has dejado de piedra, gracias por los dibus, son geniales y ayudan (sobre todo el último XDD) Menuda cagada.... (Espero que no haya perversiones de por medio eh!! XDD Menudo trauma sino ;P) Me ha encantado el capí, esperando el siguiente ^^

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  3. Sabes el lio que se me hizo al leer esto? Menos mal que ese esquema me ha ayudado T.T Jajaja EH! VOY POR EL CAP 30! Cada vez se me hace poco! Solo me quedan 32 capitulos más! (Me desanimo al escribir 32... ya podian ser 2 T.T)
    Pero eh! Te dije que mi palabra es deuda y si prometo algo lo cumplo y conseguire llegar al encantamiento 32! Lo conseguire Muahahahaha....

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